Pase libre en suspenso: miles de estudiantes aún sin boleto

Aunque 20.000 alumnos de la UNSa ya lo tienen, miles siguen esperando el beneficio. SAETA y la Universidad aseguran que “todo avanza”, mientras el colectivo sigue pasando de largo.

El beneficio existe. Pero no para todos. A pesar de que más de 20.000 estudiantes de la Universidad Nacional de Salta (UNSa) ya accedieron al Pase Libre Estudiantil, miles todavía no pueden subirse al colectivo sin pagar. Este lunes, autoridades de SAETA y la UNSa se reunieron para avanzar en un acuerdo que habilite el beneficio a quienes aún cumplen los requisitos, pero no lo tienen. La burocracia sigue viajando en hora pico.

La promesa que todavía no pasa

La reunión fue entre Claudio Mohr, presidente de SAETA, y Nicolás Innamorato, vicerrector de la UNSa. Ambos destacaron el “trabajo conjunto” y aseguraron que el objetivo es ampliar el acceso al Pase para todos los alumnos con trayectoria académica activa. ¿Qué significa eso en la práctica? Que deben estar cursando, tener al menos dos materias aprobadas o ser ingresantes. El resto será evaluado “puntualmente”. Es decir, caso por caso, con lupa administrativa.

En medio del discurso de racionalidad y automatización, miles de estudiantes que cumplen con esos mismos criterios siguen pagando su boleto. Y algunos, simplemente, dejan de asistir a clases porque no pueden costear los viajes. “El colectivo se transformó en un filtro más del sistema educativo”, dicen desde los centros de estudiantes.

Automatizado pero selectivo

El sistema de renovación automática del Pase, que se activa al subir al colectivo, es uno de los avances que SAETA destaca como logro. Sin embargo, la automatización no resuelve el cuello de botella inicial: muchos alumnos aún no tienen habilitado el beneficio. Para ellos, no hay chip ni lector inteligente. Solo espera.

El vicerrector Innamorato insistió en que “dentro de la racionalización, se busca un equilibrio”. Pero ese equilibrio parece inclinarse siempre del mismo lado: el del ajuste silencioso, donde lo que antes era un derecho se transforma en privilegio por etapas.

Entre la racionalidad y la necesidad

Desde SAETA remarcan que el esfuerzo de la Provincia para sostener el beneficio es “enorme”, y que se trabaja para que el acceso sea “justo y transparente”. Pero las demoras siguen. Y en el mientras tanto, hay alumnos que caminan kilómetros o eligen qué días ir a la universidad. “El pase no es un lujo. Es la diferencia entre estudiar o no”, sintetiza una estudiante de segundo año de Trabajo Social.

Un pase libre que se entrega con cuentagotas. Un derecho estudiantil que depende del humor del sistema.

¿Cuántos alumnos más tendrán que bajarse antes de que el boleto realmente sea gratuito para todos?

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