Si bien la presencia del Presidente a las Fiestas del Milagro, se podría especular y atribuir a razones políticas, eso no lo priva a Mauricio Macri de tener su creencia religiosa y el derecho a participar de cualquier evento no solo como Presidente, sino como ciudadano.
Independientemente de los análisis respecto de la visita del Presidente a Salta, está la ignorancia por parte de quienes hablan de repudio, del hecho fundamental: muchos sectores vinculados a la corrupción han venido acompañando y presidiendo la procesión del Milagro durante años y no hemos escuchado un pronunciamiento al respecto.
Asimismo, se plantea la existencia de una grieta en la Iglesia ya que más allá del pronunciamiento político del sacerdote Raúl Méndez, quien consideró “inoportuna la visita de Macri”, el arzobispo de Salta, monseñor Mario Cargnello le hizo una invitación formal al Presidente. Esta es una creencia que pertenece a la cultura de nuestro Pueblo, y por ende, debemos permitir que este hecho de fe, que ya se ha convertido en uno de los más importantes de América, no sea perturbado por personas que ven la realidad a su manera. Invitado o no, cualquier persona que quiera estar presente no puede, ni debe ser discriminado, por respeto a la tradición del Milagro; porque con o sin grieta, a las Fiestas del Milagro estamos todos invitados.