El riesgo país superó los 1000 puntos y el Central perdió USD 140 millones en un día. Mientras el Gobierno habla de “estabilidad”, el mercado ya descuenta otra devaluación.
Una sangría de reservas y una señal de alerta
El Banco Central perdió USD 140 millones en una sola jornada y ya quemó casi USD 400 millones en abril. El dólar blue cerró a $1360, el MEP lo superó, y el riesgo país rebotó por encima de los 1000 puntos. El plan oficialista empieza a hacer agua y el mercado, impiadoso, ya le pone precio al descalabro.
La trinchera se agota: cuándo empezó a perder la pulseada
El lunes 8 de abril amaneció con las pizarras rojas y el termómetro financiero en alza. En un contexto global que daba señales de calma, Argentina volvió a destacarse por lo contrario. No fue casual: en menos de una semana, el BCRA sacrificó USD 395 millones para evitar que el dólar oficial se dispare. Aun así, todos los paralelos subieron.
La señal más clara de que algo se resquebraja llegó desde el riesgo país: trepó por encima de los 1000 puntos básicos, umbral psicológico que muchos analistas interpretan como una advertencia. “Se están quedando sin nafta”, deslizan en la city. Las cifras lo confirman: las reservas brutas bajaron a USD 24.657 millones. El plan del crawling peg al 1% mensual empieza a mostrar fisuras.
El verso oficial y el dato incómodo
Desde el Ministerio de Economía insisten en que el plan está “blindado” por las restricciones cambiarias, y que el crawling peg permite una “desinflación ordenada”. Pero mientras Guillermo Francos defiende las bandas cambiarias de 1300-1600 pesos frente al FMI, el mercado ya empuja al dólar hacia ese techo.
Los gestos oficiales, además, dicen otra cosa: el Tesoro intervino con USD 200 millones para contener el MEP y otros USD 40 para el CCL. Ni así lograron frenar la suba. El MEP, inusualmente, cerró por encima del contado con liquidación ($1376 vs $1372). Para los operadores, eso solo significa una cosa: los pequeños ahorristas están huyendo en masa del peso. Otra vez.
Mientras tanto, desde el Palacio de Hacienda evitan hablar de una devaluación. Pero la pulseada está servida. Y el mercado ya mostró los dientes.
El golpe en la calle: lo que no ve el Excel
Silvia trabaja en una ferretería de Flores. Hace una semana, desarmó su plazo fijo y compró dólares vía MEP. “No me quiero comer otro corralito, con eso no juego más”, dice. Como ella, miles optan por proteger sus ahorros de un peso que se derrite.
Del otro lado del mostrador, Raúl, dueño del local, se quedó sin stock de insumos porque los proveedores no quieren vender con los dólares tan volátiles. “Nadie te da precio. Te dicen ‘esperá a mañana’ y ese mañana no llega”, se lamenta.
En las oficinas de España 782, sede del Banco Central, los informes circulan con cifras frías. Pero en los pasillos saturados de incertidumbre financiera, el calor humano no se esfuma: cada suba del dólar paraliza decisiones, frena ventas, corta cadenas de pagos. El efecto dominó ya está en marcha.
Un modelo que presume disciplina fiscal pero se desangra en el frente cambiario. Un Gobierno que se abraza a la narrativa del orden, mientras el termómetro financiero lo desmiente todos los días.
La pregunta ahora es si el mercado apretará el gatillo antes que el Gobierno se anime a soltarlo.