Salta – Las Gárgolas de Mario Antonio Cargnello – Argentina

Situaciones de tensión, persecuciones y “carpetazos” están desmoronando el prestigio del clero de Salta y provocando víctimas a manos de algunos cercanos al arzobispo Cargnello. Poder y dinero han reemplazado al Evangelio.

SALTA-Juan Ignacio Escrivá.- En la vida de las instituciones siempre se suceden momentos que caracterizan a sus dirigentes. O bien éstos marcan la identidad de aquellas según su saber y proceder. En el caso de la Iglesia Católica de Salta, ésta tuvo momento de gran compromiso pastoral y cumbres de lucidez intelectual como fue el caso del tiempo de Monseñor Roberto J. Tavella, a cuya visión y empeño se deben la Universidad Católica de Salta y el Bachillerato Humanista.

La época de Monseñor Carlos Mariano Pérez Eslava estuvo signada por la turbulencia de tiempos convulsionados por la violencia que el pastor supo sobrellevar con dignidad y placidez evangélica, cumpliendo misiones y salvando escollos que el común desconoce. Su sola presencia evangelizaba, dicen los memoriosos.

Su sucesor, Moisés Julio Blanchoud apenas pudo cumplir con un anodino papel de arzobispo, pues era un hombre sencillo que siempre declaró sentirse un párroco al cual era común ver en los colectivos o caminando por los barrios para llevar el auxilio espiritual para algún necesitado. Su falta de carácter hizo que el cura Ernesto Martearena manejara de facto todo el arzobispado.

Todo cambió con la llegada al cargo de arzobispo de Mario Antonio Cargnello que venía con dos objetivos, expulsar de la Curia al presbítero Ernesto Urbano Martearena, cosa que efectivamente hizo (es más, Martearena renunció al cargo de Secretario Canciller antes de llegar Cargnello) y reemplazar al rector de la entonces Universidad Católica de Salta, Dr. Patricio Colombo Murúa, misión que no pudo cumplir sino hasta la llegada de Benedicto XVI que avaló al Opus Dei como grupo de choque.

Un tiempo siniestro

Con Cargnello en la silla curial, los grupos de poder más tradicionales de Salta se enroscaron en las columnas y fueron progresivamente entornándolo hasta copar espacios determinados y asumir funciones estratégicas dentro de la vida de la Iglesia de Salta.

Con la suma del poder eclesiástico, Cargnello comenzó a medirse con el poder político. Su primer enemigo fue Juan Carlos Romero –“La pareja real” como designaba al ex gobernador y a su esposa-, con quien no tuvo prácticamente ningún entendimiento. En alguna ocasión Romero propuso un acercamiento hacia Cargnello pidiéndole al entonces diputado, Pablo Kosiner que oficiara de enlace. Kosiner se reunió con el fallecido Monseñor Oscar Mario Moya en el Seminario Conciliar, de donde Moya se comprometió a hablar “con el hermano Mario Antonio”. El resultado fue la expulsión de Moya de la Universidad Católica y del Seminario.

La llegada al gobierno de Juan Manuel Urtubey fue un parabienes para Cargnello y para el Opus Dei ya que gran parte  del establisment “U” militaba en la “Logia Blanca” y sostenían reuniones los sábados a media mañana en la casa que el “Opus” posee contigua al Bachillerato Humanista.

Con Urtubey, el arzobispo Cargnello desplegó toda su iniquidad permitiendo que los esbirros del Opus Dei coparan el tribunal eclesiástico comenzando una caza de brujas sobre seglares y presbísteros no alineados –o más bien, dominados- mientras el gobierno anterior incrementaba el patrimonio eclesiástico en varios millones vía donaciones de inmuebles y otras prebendas. Pero como suele ocurrir cuando los grupos se encaraman en el poder, también comienzan las diferencias.

Tan cercana fue la relación entre la Curia el gobierno de Juan Manuel Urtubey que el arzobispo Cargnello llegó a protagonizar el papelón nacional de denostar al presidente de la Nación, Mauricio Macri alabando la figura de “Nuestro Juan Manuel” (SIC), cuya gestión dejó a Salta con indicadores debajo de lo que Naciones Unidas recomienda para ser una sociedad sustentable, sumida en la calamidad de niños muertos y poblaciones devastadas, terribles problemas humanos sobre los cuales el arzobispado de Salta mantiene sigiloso silencio.

De esta manera dos corrientes se pudieron distinguir muy bien: el Opus Dei con base en el Bachillerato Humanista Moderno y en la ahora UCASAL y el  Movimiento Apostólico de Schoenstatt que tiene como reducto el Colegio Santa María que fue un enclave estratégico del urtubeycismo cuyos ministros, testaferros y allegados enviaban a sus hijos.

Pero como a «Rey muerto, Rey puesto», ahora que Salta tiene nuevo gobernador en la persona de Gustavo Sáenz, el anodino arzobispo Cargnello le habría sugerido a sus íntimos «Van a ver… éste va a gobernar mejor. Va a ser mejor gobernador». Un ejemplo de principios.

. Pero…

El tercero en discordia

En medio de todo este desaguisado económico-pastoral, se le ocurrió hacerse presente a la Virgen del Cerro, la cual desde las alturas de su cerro convocó no sólo a millares de fieles haciendo tambalear la estructura eclesial y desconfigurando el poder económico del arzobispado con un mega-negocio inmobiliario y turístico que se supone manejado por allegados a la vidente María Livia. La “Unidad Básica” de este tercer grupo es el Convento San Bernardo de las monjas carmelitas.

La fallecida Madre Superiora de la Orden supo expresar a un allegado en cierta ocasión que habrían sido amenazadas por el arzobispo Cargnello quien les habría dicho que estaban “condenadas y endemoniadas” por apoyar el movimiento de la Virgen del Cerro.  Lo cierto es que detrás de esa supuesta aparición se moviliza un negocio inmobiliario donde están varias importantes familias con asiento en Buenos Aires y a quienes habría representado el fallecido ex senador, Emilio Cantarero.

Así, brevemente presentado el panorama, una sorda y sórdida lucha de intereses se desarrolla en las sombras de la Curia desde donde se ha iniciado una caza de brujas contra sacerdotes que no se doblegan a las intenciones e intereses del arzobispo Cargnello.

Para llevar adelante esta persecución se ha recurrido al expediente de inventar causas y defenestrar públicamente a curas que pretenden sólo cumplir su compromiso pastoral utilizando a pseudo periodistas, testigos falsos y manipulación psicológica, protegiendo a los adeptos muchos de los cuales tienen causas canónicas iniciadas por vergonzantes episodios.

La historia recién comienza…

Por: Juan Ignacio Escrivá

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