La ciudadanía italiana es un anhelo para muchos, ya sea por raíces familiares, oportunidades laborales o simplemente el deseo de formar parte de una cultura rica en historia y tradición. En algunos países como Argentina, cuyos vaivenes políticos y económicos han generado migraciones masivas de jóvenes al exterior, constituye uno de los destinos más buscados, junto a España.
Para aquellos que están casados con un ciudadano italiano, el camino hacia la ciudadanía puede ser accesible a través del matrimonio.
Por ley, las personas que contraigan que se casen con un ciudadano italiano tienen derecho a acceder a la ciudadanía italiana por matrimonio y no necesitarán partidas de nacimiento italianas. Esto, solo luego de tres años de casados si viven en el extranjero, donde se puede presentar la solicitud ante el consulado correspondiente. Si tienen residencia en Italia, el tiempo se reduce a dos años y se hace en el lugar donde viven.
Por además, si la pareja tiene hijos, puede hacer la solicitud en la mitad del tiempo.
Haciendo un poco de historia, muchos recordarán que la ciudadanía se adquiría de manera automática al casarse. De hecho, esto fue así antes del 23 de abril de 1983, donde las mujeres que se casaban con un hombre italiano adquirían la ciudadanía sin tener que hacer la solicitud. Las únicas condiciones eran que el marido tuviera la nacionalidad italiana al momento del matrimonio, y que el vínculo no se hubiera disuelto por divorcio o por muerte del italiano antes de esa fecha.
Atención, porque es probable que se hagan investigaciones para comprobar que los cónyuges cohabitan. Como mencionamos antes, si la unión se disuelve antes de los tres años o se comprueban que no cohabitan, la solicitud no procederá.
