Paro general contra Milei: la calle dice basta

Es la tercera huelga en cuatro meses. Ayer, una multitud apoyó a los jubilados frente al Congreso. El Gobierno minimiza el impacto, pero el malestar se multiplica en las calles.


Argentina amaneció en silencio, pero no en paz. La Confederación General del Trabajo (CGT) encabeza este jueves un paro general de 24 horas en rechazo al ajuste económico de Javier Milei. Es la tercera huelga nacional desde que asumió, con un respaldo que crece al ritmo de la bronca social. Trenes, bancos, escuelas, hospitales y fábricas interrumpieron sus actividades, mientras el transporte de colectivos —por decisión de la UTA— funciona con normalidad.

La mecha encendida: una marcha por los jubilados

La víspera fue una postal que incomoda al Gobierno. Miles de personas coparon las inmediaciones del Congreso Nacional en una convocatoria motorizada por gremios y organizaciones sociales, en apoyo a los jubilados y jubiladas que todos los miércoles reclaman por una recomposición de haberes.

Carteles caseros, bastones en alto, cacerolas oxidadas y la consigna que se repite como un mantra: “Con hambre no hay libertad”. La protesta fue masiva, transversal y pacífica, pero cargada de indignación. Se replicó en Rosario, Córdoba, Mar del Plata y otras ciudades.

“Estamos en la calle porque el ajuste lo estamos pagando nosotros. A esta edad no venimos por deporte, venimos porque nos matan”, lanzó Lidia, 73 años, jubilada docente.

Milei, la CGT y un diálogo que nunca existió

Desde su asunción, el presidente Javier Milei ha elegido confrontar con los gremios y reducir al mínimo los canales de negociación. En paralelo, avanzó con un brutal recorte en subsidios, obra pública, y una licuación de ingresos que golpea con más fuerza a los sectores populares.

Mientras tanto, desde la CGT denuncian que el Gobierno “dialoga con el mercado, no con los trabajadores”. La decisión de convocar al paro fue unánime y, esta vez, con el respaldo pleno de ambas CTA.

Pese a la contundencia del reclamo, desde Casa Rosada minimizan la medida: “No nos vamos a dejar extorsionar”, repitió esta mañana un funcionario de la Jefatura de Gabinete.

La UTA, que representa a los choferes de colectivos, no adhirió a la huelga, lo que permitió cierta movilidad urbana, especialmente en el Área Metropolitana. Sin embargo, en muchos sectores el paro se sintió como un verdadero freno de país.

Voces del ajuste: bronca y resistencia en primera persona

Sofía, médica residente del Hospital Durand, describe la situación sin vueltas: “Hoy no vinimos a trabajar. No damos más. Con los sueldos congelados y los insumos que no llegan, esto es insostenible”.

En la puerta de una fábrica textil en Lanús, Ricardo, operario de 52 años, cuenta que la producción está parada desde hace una semana: “Nos están pagando con vales. Esto ya lo vimos en el 2001”.

Afuera de una escuela pública en Tucumán, Marcela, docente, sostiene un cartel que reza: “Sin salario digno, no hay futuro”. Y remata: “Que Milei sepa que las maestras también sabemos gritar”.


El Gobierno promete orden, pero cosecha paros. Dice representar al pueblo, pero el pueblo protesta. Mientras las calles se llenan de voces que exigen freno al ajuste, desde el Ejecutivo repiten que “todo está bajo control”.

¿Hasta cuándo se puede gobernar contra la realidad?

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