El Reino Unido se encuentra en medio de un nuevo escándalo que ha generado intensas críticas y controversia, no solo hacia el actual gobierno del primer ministro Keir Starmer, sino también hacia administraciones anteriores, acusándolas de ignorar el llamado escándalo relacionado con las redes de explotación sexual infantil en todo el país, especialmente en la ciudad de Rotherham.
De acuerdo con un reportero de GB News, que hizo una publicación de hilo en su cuenta de X sobre el escándalo de las redes británicas de abuso sexual de menores, los primeros reportes de bandas de hombres que abusaban de menores en la calle se remontan a la década de 1970.
Sin embargo, la primera vez que el problema llamó atención fue cuando la entonces diputada laborista Ann Cryer expresó en 2002 su preocupación por el acoso de “jóvenes hombres de Asia [del Sur]” a niñas en la puerta de los colegios en la ciudad de Rotherham. Según recuerda, su ‘batalla’ comenzó cuando siete madres acudieron a ella para denunciar que sus hijas habían sido manipuladas sexualmente por jóvenes de la comunidad pakistaní. Pero nadie parecía tomar en serio sus peticiones ni confiar en sus denuncias. En 2003, muchos miembros de su propio partido acusaron a Cryer de racismo.
El periodista de The Times, Andrew Norfolk, inicialmente dudó de las acusaciones de abuso sexual infantil que involucraban a perpetradores británico-pakistaníes, temiendo que pudiera ser una historia utilizada por la extrema derecha. Sin embargo, tras investigar el caso por su cuenta, se dio cuenta de la gravedad y veracidad de los hechos. Su primer artículo fue criticado tanto por acusaciones de racismo como por grupos ultraderechistas, pero sus investigaciones, junto con el juicio de 2012 en Rochdale, llevaron al Comité de Asuntos Internos del Parlamento a abordar el tema. En 2014, un informe de la profesora Alexis Jay reveló que alrededor de 1.400 menores habían sido víctimas de abuso sexual en Rotherham entre 1997 y 2013, perpetrado principalmente por hombres británicos de origen pakistaní, aunque también se identificaron a implicados de otras etnias.
¿De qué se trata?
“Nadie conoce la verdadera dimensión de la explotación sexual infantil en Rotherham a lo largo de los años. Nuestra estimación conservadora es que aproximadamente 1.400 criaturas fueron explotadas de 1997 a 2013”, así se describe la principal conclusión de la investigación llevada a cabo por Alexis Jay.
Numerosas menores fueron violadas por varios hombres, así como llevadas a otras ciudades y localidades del norte de Inglaterra, secuestradas, golpeadas e intimidadas; algunas, incluso niñas de tan solo 11 años, eran objeto de violaciones en grupo y tráfico de drogas. Varias, denuncia el informe, “fueron rociadas con gasolina y amenazadas con ser quemadas vivas, amenazadas con pistolas, obligadas a presenciar violaciones brutales y amenazadas con ser la siguiente si decían algo”.
Años después de haber sido víctimas de abusos, ciertas chicas se hicieron adictas a las drogas y al alcohol; otras sufrían estrés postraumático, además de otros problemas psicológicos y de salud mental. En varios casos, se produjeron embarazos, abortos espontáneos e interrupciones.
En muchos casos, los perpetradores regenteaban locales de comida rápida o trabajaban como taxistas. Primero invitaban a sus víctimas a comer, las embaucaban, iban en coche a recogerlas al colegio, les hacían regalos, como teléfonos móviles para poder comunicarse. Y después acababan drogándolas y abusando de ellas, porque tenían su control psicológico absoluto.
¿Qué pasó más tarde?
Tras presentar su informe, Alexis Jay afirmó que las autoridades responsables de proteger a los niños fracasaron, a pesar de los tres informes realizados entre 2002 y 2006, que “no podrían haber sido más explícitos al describir la situación en Rotherham”. Jay cuestionó que, para 2005, fuera posible que ciertos altos funcionarios no estuvieran al tanto del problema, y denunció que “varios empleados expresaron su temor a identificar el origen étnico de los abusadores por miedo a ser acusados de racismo”, mientras que otros recordaron haber recibido instrucciones claras de sus superiores para evitar hacerlo.
A pesar de que, hasta la fecha, en el marco de la Operación Stovewood, se han practicado más de 150 detenciones y se han dictado 20 condenas, con penas que superan los 100 años, no se presentó cargo alguno contra figuras clave del Gobierno, que fracasaron en prevenir lo sucedido en varias ciudades.
Asimismo, de acuerdo con investigaciones periodísticas y testimonios de víctimas, algunos oficiales de la Policía de Rotherham habían mantenido contactos regulares con perpetradores o hacían caso omiso de las denuncias. Así, en 2020 se reveló que un oficial superior de la Policía admitió que sus fuerzas ignoraron los abusos sexuales de chicas por redes de pakistaníes durante décadas, ya que “tenían miedo al aumento de las tensiones raciales”. Por otro lado, se hizo público que algunos infractores ni siquiera fueron detenidos.
El escándalo de Rotherham era solo la punta del iceberg, ya que redes similares se extendieron en la década de 2010 a varias ciudades del Reino Unido, como Manchester, Rochdale y Oxford. La líder conservadora Kemi Badenoch criticó la falta de una investigación nacional sobre el caso y señaló que 2025 debería ser el año en que las víctimas reciban justicia. En respuesta, Nigel Farage acusó a los conservadores de no investigar mientras estuvieron en el poder. El escándalo resurgió cuando se conoció que Jess Phillips, ministra en la sombra, rechazó una solicitud para que el Ministerio del Interior liderara una investigación pública sobre la explotación sexual infantil.
Elon Musk se incorpora al debate
Luego, a la discusión se sumaron Elon Musk, J.K. Rowling y Liz Truss, que expresaron su desacuerdo e indignación hacia ambos partidos del Reino Unido, que parecen haber hecho oídos sordos ante lo sucedido.
“Los detalles que están surgiendo sobre lo que las bandas de violadores […] hicieron a las niñas en Rotherham son francamente horribles. Las acusaciones de posible corrupción policial en el caso casi van más allá de lo creíble”, escribió J.K. Rowling.
A su vez, la ex primera ministra del país, al comentar una parte del reporte de 2015, indicó: “Estos terribles casos de violación en grupo de niñas de tan solo 11 años avergüenzan a nuestro país. No solo hay que castigar a los autores. También deben ser castigadas las autoridades que hicieron la vista gorda para no exacerbar las ‘tensiones raciales’”. De igual modo, la política conservadora añadió que “los horribles fallos sobre las bandas de violadores muestran la total falta de responsabilidad de la Justicia penal británica”, proponiendo algunas medidas para cambiar el sistema.
Por su parte, Elon Musk opinó que la ministra Jess Phillips debería ser encarcelada.