El funcionario avisó que no asistirá a la ceremonia que presidirá el pontífice en el Vaticano. La ausencia de representante argentino se debería a una fuerte diferencia que tuvo el presidente Javier Milei con su par chileno, Gabriel Boric.
El canciller Gerardo Werthein no asistirá este lunes a la ceremonia que encabezará el papa Francisco en el Vaticano por el 40° aniversario del Tratado de Paz y Amistad entre la Argentina y Chile. El funcionario iba a participar del evento junto a su colega chileno, Alberto van Klaveren. Werthein será reemplazado por el embajador ante la Santa Sede, Pablo Beltramino.
Según contó el periodista de TN, Sergio Rubín, el canciller argentino iba a tener una audiencia con el pontífice. La ausencia de Werthein se debería a un cruce que tuvo el presidente Javier Milei con su par trasandino, Gabriel Boric, quien cuestionó el discurso del libertario en la cumbre del G20 en Brasil. Allí Milei elogió el neoliberalismo y criticó el papel del Estado dentro de la economía.
El Tratado de Paz y Amistad entre Argentina y Chile fue el resultado de una mediación emprendida por Juan Pablo II pocos meses después de ser electo como pontífice, con el objetivo de evitar, a fines de 1978, una guerra entre los dos países por el conflicto del Beagle.
La firma del tratado tuvo lugar el 29 de noviembre de 1984 en la Sala Regia del Palacio Apostólico, en el Vaticano, de la mano de los entonces ministros del exterior de la Argentina y Chile, Dante Caputo, y Jaime del Valle, respectivamente.
Los antecedentes de la celebración del tratado de paz entre la Argentina y Chile
En 2014, para recordar el 30 aniversario de la firma del Tratado de Paz entre Argentina y Chile, el papa Francisco compartió una videoconferencia junto a las entonces mandatarias, Cristina Kirchner y Michelle Bachelet.
En noviembre de 2009, cuando se celebró el 25° aniversario, la expresidenta realizó su primera visita como jefa del Estado al Vaticano y fue protagonista de una visita a Benedicto XVI, junto a Bachelet. Entonces, Kirchner y Bachelet entraron en la historia de la Santa Sede al convertirse en las dos primeras jefas de Estado que tenían una visita conjunta al Vaticano.