El presidente francés estará menos de 24 horas en el país junto con empresarios y una comitiva del Eliseo. Máximo interés de los europeos por el sector minero, pero con el ojo puesto en lo medioambiental.
La visita de Emmanuel Macron a la Argentina era muy esperada por la Casa Rosada y se trabajó mucho desde París, pero llega en un momento de incomodidad para los europeos por la agenda de política exterior mucho más radical que Javier Milei empezó a adoptar en los últimos meses, sobre todo en lo que se refiere al cambio climático.
Alrededor de las siete de la tarde el presidente francés estará aterrizando en el aeropuerto de Ezeiza. Allí lo esperarán Ian Sielecki, embajador argentino en París y uno de los principales artífices de esta visita, y Eduardo Bustamante, el nuevo vicecanciller que hasta el momento es el único funcionario de alto rango que está en funciones en un convulsionado Ministerio de Relaciones Exteriores tras la llegada de Gerardo Werthein.
Con Macron llegará una importante comitiva que, luego, lo acompañará a Río de Janeiro para participar del G20 y a Chile, donde llevará adelante una agenda enfocada en los negocios mineros, principalmente en el litio y cobre. Entre las valijas que descarguen esta tarde en Ezeiza también estará presente el tema minero, junto con la agenda medioambiental que es clave para el bloque europeo.
Milei se verá con el mandatario francés en dos oportunidades. Primero, esta noche en la Quinta de Olivos, y, luego, el domingo a las 10.40 de la mañana en Casa Rosada. Junto a Macron estará Brigitte, la primera dama, que resultó ser una pieza clave para destrabar este viaje cuando Karina Milei la visitó en París a fines de octubre.
El presidente argentino ya había estado con Macron en el Palacio del Eliseo en julio de este año en el marco de los Juegos Olímpicos que se realizaron en París.
En una corta agenda que no incluirá contacto con la prensa, para el mediodía del domingo está prevista una reunión con inversores argentinos y empresarios. Allí se buscarán puntos de contacto en sectores estratégicos que pueden ser testigos de nuevas inversiones bilaterales.
No se espera que haya grandes avances con respecto al siempre retrasado tratado de libre comercio entre la Unión Europea y el Mercosur, donde los franceses son los principales detractores por la competencia que les representaría en el sector agrario. “En Francia están firmes que, así como está, el acuerdo no se puede firmar”, aseguraron distintas fuentes diplomáticas europeas ante la consulta de TN.
El gobierno argentino difundió una lista de inversiones que se alcanzaron en el último tiempo con respecto a Francia. Entre ellas se destacan las de Carrefour, quien anunció una inversión de 300 millones de dólares tras ser recibido por Milei este mes, la de Renault por 350 millones para la fabricación de pick-ups y las de Total Energies y Louis Dreyfus, de 700 y 350 millones de dólares, respectivamente.
Esta lista corresponde a anuncios de inversión. Pero la que sí se concretó fue la de la empresa francesa Eramet, quienes en julio de este año pusieron en marcha una planta de extracción de litio junto a socios chinos y en octubre adquirió la parte china por casi 700 millones de dólares.
Es uno de los pocos proyectos de litio en los que los europeos tienen participación en la Argentina, un sector que ha sido loteado por compañías del gigante asiático. Bruselas impulsa y busca que más empresas de Europa tengan participación en un rubro clave para el futuro. Por eso, Macron y su delegación tienen los ojos bien puestos en el litio.
En este contexto, la decisión de Javier Milei de retirar a la delegación argentina de la COP29 en Azerbaiyán y el comentario de Gerardo Werthein al New York Times de que la Argentina prevé salirse de los Acuerdos de París, generaron mucha preocupación en los aliados occidentales.
A pesar del malestar de sus socios, TN pudo saber que esta posición de la Rosada responde, primero, a la “batalla cultural” que Milei lanzó en el último tiempo donde rechaza cualquier tipo de imposición internacional –como puede ser las restricciones para preservar el medio ambiente- y, además, anticipándose a una agenda que posiblemente adopte Donald Trump cuando vuelva a la Casa Blanca el próximo 20 de enero.