Francos entró tropezando

Apenas transcurridos seis meses desde su asunción, el gobierno de Milei está inmerso en una gravísima crisis interna. Más de treinta funcionarios de la primera línea renunciaron o fueron removidos, y este lunes le llegó el turno a la largamente anunciada salida de Nicolás Posse.

Su reemplazante es nada menos que Guillermo Francos, alguien que aparecía como candidato al despido en los tramos iniciales de esta gestión, pero que fue consolidándose por ser el único con muñeca política para negociar dentro de la arena política.

Envalentonado, y presa de un ataque de soberbia, de los que son tan comunes en este desgobierno de improvisados y escaladores, Francos no tuvo mejor idea que autoelogiarse, de manera tan absurda que en su primera declaración ya se puso en contra a Javier Milei, a Karina y Santiago Caputo, la troika decisoria de este gobierno.

“El presidente me elige porque no entiende la política argentina”, vomitó Francos. Y agregó que fue designado por “su mayor capacidad de diálogo” y porque al jefe de estado “se le hace complicada la política argentina”. “No la entiende”, sentenció.

Inmediatamente desde el equipo de Karina Milei salieron a “traducirlo”, marcándole la cancha. “Cuando Francos dice que Milei ‘no entiende la política’ se refiere a algo muy simple: el presidente no entiende por qué el sistema conspira contra el desarrollo y bienestar del país. A todos los que venimos de afuera nos pasa lo mismo…”, publicó en X el ministro de Prensa, Javier Lanari. Si Francos sigue declarando de este modo, su permanencia en el gobierno, con la jefatura de Gabinete y el ministerio del Interior –convertido en secretaría de estado- durará lo que un suspiro.

Francos también adelantó que la crisis ministerial cobrará nuevas víctimas. “Algunos cargos seguramente continuarán y otros cambiarán”, anticipó. Los dos primeros en la lista son el titular de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, y la canciller Diana Mondino. El primero, enfrentado con el poderoso Santiago Caputo, quien ya le intervino la cartera colocando al secretario de Justicia, Sebastián Amerio, quien se mueve con independencia del ministro y suena como su sucesor. Le reprochan tener juego propio en la designación de jueces y no haber actuado con la premura requerida para acelerar la llegada de Ariel Lijo a la Corte Suprema. Por el lado de la intempestiva Mondino, se le critica su incapacidad para evitar que la Argentina tenga que pagar el Swap que se vence próximamente, omitiendo que, en gran medida, la situación irreversible se creó a partir de las declaraciones de Javier Milei.

Francos cerró su primera declaración reconociendo tácitamente la debilidad manifiesta del gobierno actual para conseguir funcionarios para acelerar los reemplazos y ocupar las áreas que aún están acéfalas. “El gobierno está abierto a incorporar dirigentes que sean capaces y abracen las ideas de la libertad”, afirmó, en lo que sonó como un aviso de búsqueda de contrataciones. Por si fuera poco, agregó: “Todos los que puedan aportar serán bienvenidos”.

Para colmo, en un contexto en el gobierno parece afrontar su derrumbe, Javier Milei emprendió una nueva etapa de su EgoTrip, viajando a los EE.UU. Mientras que el rancho se le incendia, sólo piensa en potenciar su imagen internacional, dándole la razón a Francos respecto de que “no entiende la política argentina”. Aunque “El Jefe” se enoje, y salga a ponerlo en jaque en el mismo acto de su asunción en la jefatura de Gabinete.

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