Ya es una tradición en muchas zonas del país que en le mes de abril, con la llegada del otoño, muchas personas e instituciones pasen por la sede del INTA más cercana a buscar su “kit de semillas” del Prohuerta, un programa que ya tiene más de 30 años de existencia y que busca que los sectores más vulnerables de la población puedan por lo menos autoproducir parte de los alimentos que necesitan.
Usualmente en el INTA y otras dependencias oficiales hay una disponibilidad de 1 millón de kits de semillas con diferentes especies, que se reparten gratuitamente y con asesoramiento entre los responsables de unas 600 mil huertas familiares y escolares. También se distribuyen entre la población carenciada unas 200 mil aves (especialmente gallinas) para los que quieran ir un poco más allá e instalar una pequeña granja.
Este año, el primer año del gobierno de Javier Milei y cuando las papas queman en materia de contención social, por el fortísimo ajuste de la economía que ha lanzado esta gestión, muchos de los que se acercaron al INTA en busca de su kit de semillas recibieron una respuesta impensada: “Aquí tenemos las semillas, como todos los años, peor no sabemos si podemos entregarlas. Por ahora no tenemos la orden”.
“En este espacio no hay designado nadie con la habilitación de firma para decidir si se continúa con el financiamiento y continuidad del Prohuerta. Esto ocurre desde diciembre hasta la fecha”, dijo una fuente respondiendo a una consulta de este medio sobre la continuidad del programa alimenticio. Por esta razón, y ya vencido el último Plan Operativo Anual, a partir de abril en los hechos “no existe más el programa”, reveló el informante.
Están las semillas ahí y la gente va a buscarla como todos los otoños, pero nadie decide y se pasan las fechas adecuadas para la siembra. En algunas sedes del INTA se ha decidido distribuirla igual: “Hay entrega de semilla de otoño/invierno que se compró con el último Plan Anual y no hay otra actividad más, es la última”, avisan.