El ausentismo y el voto en blanco aumentaron en casi todos los comicios provinciales realizados hasta el momento; se espera una concurrencia cercana al 70% del electorado
La “apatía electoral” asoma como un fenómeno que parece instalarse en estas elecciones. Las PASO que se desarrollan hoy podrían instalar la tendencia que marca un descenso en la participación electoral y el crecimiento del voto en blanco como una problemática no sólo a nivel provincial, sino también en el escenario nacional. El descontento generalizado por los problemas económicos y el malestar por otras demandas ciudadanas insatisfechas en la última década son algunos de los motivos de esta anemia electoral de los argentinos, coincidieron los analistas consultados por Infobae.
Los números del calendario 2023 son contundentes: el voto en blanco aumentó en 12 de las 17 provincias que ya votaron; la participación electoral bajó en 14 de los 16 distritos que eligieron gobernador, que en algunos casos se ubicó sorprendentemente por debajo del 70% de los electores. Los datos oficiales ejemplifican una tendencia que, si se repite hoy en las PASO, influirá en los resultados, aunque todavía no está claro quiénes serán los principales perjudicados. Los analistas esperan que esta tarde se confirme esta tendencia, aunque plantearon varios escenarios posibles.
El escenario más preocupante sería que la participación electoral vuelva a quedar hoy por debajo del 70% de los votantes. Lo mismo ocurrió en 2021, aunque en un contexto muy distinto porque esos comicios se desarrollaron en medio de la pandemia por el Covid. Esas PASO fueron la elección con menor participación electoral desde el regreso de la democracia, con el 68% de los electores. Si el ausentismo vuelve a trepar hoy al 30% del padrón, esa cifra será interpretado como una manifestación de descontento generalizado con la oferta electoral aunque, como suele ocurrir habitualmente, la cifra suele subir en las elecciones generales.
Los analistas, sin embargo, estiman que el escenario más probable para hoy sería que la participación electoral quede apenas por encima del 70% del electorado, algo más bajo que en las elecciones presidenciales de 2019, cuando se registró el 76% de participación. Sería un descenso, pero menos marcado después de algunos comicios provinciales, como Santa Fe, Chubut o los comicios municipales de la ciudad de Córdoba, que habían encendido alarmas entre las principales fuerzas políticas y la justicia electoral, que pusieron el tema en su agenda.
Tras esas experiencias, el kirchnerismo tomó sus precauciones. El gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, le había manifestado a los intendentes del conurbano su preocupación por el impacto que podría tener la baja participación electoral. La Cámara Nacional Electoral emitió ayer un comunicado para alentar el voto: “Llamamos a la ciudadanía al ejercicio del derecho fundamental del sufragio y a los actores políticos a su contribución para el desarrollo ordenado y pacífico de la jornada”, indicó el tribunal.
La jueza María Servini también ha intentado alertar sobre las consecuencias de faltar a los comicios tras firmar una nota hace semanas que recuerda que el voto es obligatorio y, caso contrario, los incumplidores no podrán acceder a postularse a cargos públicos durante los próximos tres años después de la falta, y no podrán hacer trámites ante administraciones públicas nacionales, provinciales y municipales hasta un año después de la fecha de los comicios.
La anemia electoral
Lucas Romero, director de Synopsys Consultores, definió esta actitud del electorado en los comicios provinciales como una “desafección” de la ciudadanía con la política o una “apatía” electoral. “Es evidente que se rompió el vínculo de responsabilidad del ciudadano con el sistema político. Hay un pacto transaccional en la democracia: uno asume la responsabilidad de elegir para que, luego, eso sea beneficioso. Pero si tengo que ir a votar y permanentemente los tipos que elijo me hacen la vida cada vez más difícil, entonces, ¿para qué voy a ir a votar? El descenso de la participación electoral y el voto en blanco son dos expresiones de esta misma problemática”.
El consultor comentó que, en sus habituales encuestas sobre la situación del país, el sentimiento más repetido entre los entrevistados es la tristeza. “La apatía es el componente de esta crisis que estamos viviendo, que es como un 2001, pero en cámara lenta. Hubo alternancia en el gobierno pero no se resuelven los problemas. Cuando te pasa algo malo muy lento es como que no reaccionas. No es reactivo, no hay bronca, sino resignación y tristeza. Deberíamos sorprendernos de que la gente no responda con más ausentismo del que estamos viendo”.
En la misma línea, Mariel Fornoni, directora de Management & Fit, asegura que se percibe una sensanción de “hartazgo” con los dirigentes. “El principal factor de la baja participación electoral es el hartazgo, el enojo de la gente con los políticos. Las expectativas de la gente con la elección es muy baja. Si ningún candidato te moviliza, si no hay nada nuevo, probablemente no vayan a votar”. Y enumeró otros factores que desincentivan al electorado, como la intensidad del calendario electoral: “Si tenés que ir a votar seis veces en un año, tenés PASO en tu provincia, después tenés que elegir a tu intendente otro domingo y también tenés las nacionales, probablemente elijas sólo la que consideres más importante y suelen ser las generales”, analizó.
Otro elemento que permite el alto ausentismo -remarca- es que el castigo por incumplir la ley es prácticamente nulo. El castigo por no ir a votar en las PASO fue de apenas 50 pesos. Además de la multa, se supone que no haber concurrido a los comicios podría dificultar trámites y la gestión de documentos personales, como el pasaporte, pero en la práctica no se aplica, indicaron fuentes judiciales. La justicia electoral mira con preocupación la tendencia a la baja de la participación, incluso antes de las internas abiertas, ya analizaban medidas que puedan incentivar el voto de cara a las próximas elecciones generales. “La cuestión punitiva es muy débil. Si votaste o no votaste, eso no te impide nada. La multa es insignificante, entonces permite que la gente vote cada vez menos”, opinó Fornoni.
¿A quién perjudica la ausentismo electoral? “El votante que no va a votar es parte de un electorado enojado, entonces uno debería asumir que es un votante potencialmente opositor. Dicho esto, podríamos concluir que la baja participación beneficiaría al oficialismo”, explicó el analista Romero. Pero luego echó mano a un estudio realizado después de las elecciones legislativas de 2021, que deduce que una buena parte de los millones de votos que perdió el oficialismo en esos comicios no fueron a parar a ninguna otra fuerza política, sino que, justamente, sólo se puede explicar ante el marcado descenso en la participación electoral.
Las provincias
El voto en blanco es el que mejor refleja el descontento social, porque elector acude a votar pero demuestra su descontento con la oferta electoral. Tierra del Fuego aparece como un caso testigo. Más de 22.000 fueguinos votaron en blanco, a pesar de que la oferta electoral incluyó cinco candidatos a gobernador. Esta alternativa ya había sido alta en 2019, cuando registró el 7,4% de voto en blanco, pero en mayo pasado esa cifra subió hasta el 21,5%. El voto en blanco fue la segunda opción más elegida, después del gobernador Gustavo Melella, que fue reelecto.
Chaco es una de las provincias con una apatía electoral más alta porque en las últimas PASO a gobernador de junio se combinaron ambos factores. Las elecciones provinciales, cruzadas por la desaparición de Cecilia Strzyzowski, le dieron un revés al gobernador Jorge Capitanich, pero marcaron hasta ahora el piso de la participación electoral en 2023: el 37% del electorado no fue a votar. A esa cifra hay que agregarle que el 10,8 % de los chaqueños que fueron al cuarto oscuro eligieron el voto en blanco.
Aunque Chaco había sido una de las tantas advertencias sobre el descontento, las alarmas se encendieron con los comicios realizados hace dos semanas en Santa Fe. Las PASO santafesinas ofrecían una amplia oferta electoral: la alianza opositora, integrada por el PRO, la Unión Cívica Radical y el socialismo, presentó tres candidatos. El peronismo local, encabezado por el senador oficialista Marcelo Lewandowski, también tenía cuatro candidatos. Pero la oferta no fue tentadora: casi 4 de cada 10 votantes habilitados no asistió, una cifra significante para el tercer padrón más numeroso del país.
A la baja participación en Santa Fe hay que sumarle que, sobre los pocos vecinos que sí acudieron a las urnas, casi el 7% votó en blanco. La tendencia se ha expresado, domingo a domingo, en prácticamente todas las citas del calendario electoral de 2023. El fin de semana pasado, Chubut también marcó el techo del voto en blanco, cuando el 10,5% de los electores eligieron expresar su falta de representación entre los candidatos.