Salta: La Reforma de la Constitución debe esperar… y bastante

El gobernador Gustavo Sáenz cumplió con la promesa de impulsar el tratamiento del tema pero la coyuntura no es la aconsejable para ese paso

SALTA.- La Reforma de la Constitución de la Provincia es una necesidad cívica y política, de eso no cabe duda. De hecho, grupos de trabajo vienen tratando el tema desde hace unos tres años a esta parte. La última vez que se modificó los resultados no fueron felices para la ciudadanía ya que sirvió para anquilosar el sistema democrático imponiendo la perennidad en los cargos y dándole al Poder Ejecutivo la posibilidad de construir un poder “off shore”, si se quiere.

Se impone, ciertamente, adaptar la Constitución salteña a los tiempos que corren e incluso preparar a través de Ella los caminos para los venideros, siendo éste el mayor desafío. La primera cuestión es dotar de agilidad al sistema democrático eliminando los cargos “ad eternum”, esta ha sido la causa de que el sistema se corrompa a los límites en que lo está.

Luego, habrá que tratar de los diversos universos sociales que han florecido en la última década, los problemas sobrevenidos, como el ambiental, por ejemplo. Las cuestiones relativas a la movilidad social y cómo se resolverá el Nudo Gordiano de la Justicia, hoy convertida en un “ghetto” donde se juega a punto y banca la suerte de la sociedad de Salta.

Interesante ha sido la mención del Gobernador Sáenz sobre la necesidad de atender a la cuestión municipal, ya que en la actual coyuntura, el municipio será el último bastión y el primer eslabón desde donde el vecino podrá acceder a soluciones y aportar iniciativas. En medio, los concejos deliberantes deben ser fortalecidos y dejar de ser un mero trámite político –un trampolín- para otros cargos.  También es saludable pensar en dotar a los municipios de sus respectivas Cartas Municipales, un paso necesario en el camino de fortalecer la autonomía y el federalismo.

Sin embargo, si bien se trataba de cumplir con una promesa, la hora indica que las condiciones para hablar siquiera de una Reforma constitucional no sólo no están dadas sino que literalmente no existen.

Ya venía la partida mal barajada con un gobierno que todavía no alcanzó una identidad propia ya que se nutre de un número importantes de funcionarios,  algunos de primera línea, que pertenecen a la gestión de Juan Manuel Urtubey, que dejó la provincia en calidad de tierra arrasada. ¿Cómo pueden continuar en cartera personajes que formaron parte de ese sistema de saqueo?

Luego, los problemas de gravedad social e institucional con que este gobierno se encontró aún no han sido resueltos ni mucho menos, quizás un poco encausados. Pero falta mucho por hacer y no se observa un equipo con las luces necesarias para resolver esas emergencias.

Por fin está la cuestión presente de la pandemia del COVID-19 cuyas consecuencias sociales se desconocen a ciencia cierta y no se puede calcular si habrá o no y en su caso cuáles serán las transformaciones que deje esta experiencia que es inédita.

De resultas entonces, de que si bien consideramos un acierto y una necesidad avanzar hacia una Reforma de la Constitución de Salta, pensamos asimismo en la conveniencia de la postergación  “sine die”, y que este tiempo sea utilizado para estudiar los temas a través de grupos de reflexión institucional, se abra un espacio de consulta, incluso a través de la Web institucional del Gobierno, se convoque a los sectores, en fin…, se realice una verdadera tarea pedagógica para que todos los salteños estén contestes de lo que se va a hacer y para qué se lo hará.

Se trata de que el Pueblo no siga “Queriendo saber de qué se trata”.

 

Por: Ernesto Bisceglia

www.ernestobisceglia.com

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