El aumento de la población de mayores de 55 años con VIH tiene que ver con dos cuestiones: por un lado, pacientes que se infectaron cuando tenían 35 y hoy llegaron a los 60; y por el otro, la vida sexual de las personas mayores se ha extendido en los últimos 20 años.
Según el último Boletín sobre el VIH, Sida e ITS en la Argentina, publicado ayer por la Dirección de Sida, ETS, Hepatitis y TBC, el 36,5% de los diagnósticos se realizan cuando la persona ya tiene un evento clínico (marcador o no de Sida) o cuando tiene bajas sus defensas (que se miden con la presencia de los CD4).
Mientras que en el caso de los mayores de 55 años, el 60% llega con diagnóstico tardío (65% varones y 55% mujeres).
El Boletín publica que la tasa de varones que viven con el virus de 55 a 64 años es de 11,5 por cada 100 mil habitantes, mientras que en los varones mayores de 65 desciende a 2,7; en el caso de las mujeres, la tasa para la franja de 55 a 64 es de 4,3 por cada 100 mil habitantes, y para mayores de 65 es de 0,5.
Además compara dos momentos de las nuevas notificaciones y señala que en el período 2010-2012 el 0,1% de los nuevos diagnósticos fueron de mujeres entre 65 y 69, mientras que en el período 2016-2018 el porcentaje era el doble, convirtiéndose en uno de los tres grupos, junto a varones de 15 a 29 años y mujeres de 40 a 54, que se incrementaron.