3 de cada 4 mujeres salteñas fueron manoseadas por hombres en la calle

Una tercera parte de los hombres justifica la violencia sexual.

Jóvenes más machistas que sus padres y un estado que está lejos de atender el problema que determina que la mitad de la población sea discriminada, son dos de los datos más relevantes que se desprenden de la primera encuesta sobre violencia contra las mujeres de Salta, de la que participó la Cooperativa Coyuyo y la Multisectorial de Mujeres.

Una considerable distancia separa la afirmación de que la violencia machista es un problema social grave con los prejuicios que la sustentan, y que -entre otras consecuencias- determinaron en 2017 la muerte de 24 mujeres en la provincia de Salta. Al menos este es uno de los datos que arroja la primera encuesta sobre violencia de género que se realizó en la capital salteña, en el marco de un proyecto de extensión de la Universidad Nacional de Salta (UNSa) y cuyos resultados servirán de puntapié inicial para la realización de una campaña publicitaria contra la cultura patriarcal.

El estudio basado en entrevistas a 450 personas y en sondeos de opinión realizados en grupos focales de los que participaron mujeres y hombres, muestra no solo que la violencia machista sigue siendo naturalizada, sino también que los adolescentes y jóvenes están más lejos que sus padres de los cambios culturales necesarios para ponerle fin al problema.

Si bien un poco más del 80% de los encuestados responde que “las agresiones físicas son un problema social extendido y grave”, y más de la mitad, considera que la cantidad de femicidios es una referencia “preocupante”, existe todavía un sector de la población que justifica el golpe de mujeres en determinadas circunstancias y que alcanza al 16% de las respuestas del informe.

Cuando se trata de justificar tales “correctivos físicos” se advierte un punto de contacto entre la población más grande y la más joven (mayores de 60 y entre 15 y 24 años). El informe pone de manifiesto las falencias del sistema educativo, así como la (mala) formación que los jóvenes reciben en sus familias, a través de las redes y medios de comunicación.

 

La violencia sexual, entre las más extendidas

Al indagar sobre violencia sexual, las respuestas señalan que 3 de cada 4 mujeres (72,8%) fue manoseada por hombres en la calle. También, que una tercera parte de los hombres justifica la violencia sexual en función de las prendas que usan las mujeres; porcentaje que baja al 25% cuando son ellas las que explican las causas, y que asciende al 43% entre hombres y mujeres del nivel educativo más bajo.

No obstante, el informe advierte que “es auspicioso el amplio consenso, que se ubica en el 69,1%, que rechaza la idea según la cual las mujeres no deben quejarse si las tocan cuando salen mostrando todo”.

 

Derecho al aborto

Al indagar sobre la libertad reproductiva, los datos muestran que las mujeres tienen mayor consenso (50%) al afirmar que la decisión de interrumpir un embarazo es de competencia exclusiva de ellas, mientras que el 40% de los hombres piensa lo mismo. Jóvenes más machistas que sus padres y un estado que está lejos de atender el problema que determina que la mitad de la población sea discriminada, son dos de los datos más relevantes que se desprenden de la primera encuesta sobre violencia contra las mujeres de Salta.

Una considerable distancia separa la afirmación de que la violencia machista es un problema social grave con los prejuicios que la sustentan, y que -entre otras consecuencias- determinaron en 2017 la muerte de 24 mujeres en la provincia de Salta. Al menos este es uno de los datos que arroja la primera encuesta sobre violencia de género que se realizó en la capital salteña, en el marco de un proyecto de extensión de la Universidad Nacional de Salta (UNSa) y cuyos resultados servirán de puntapié inicial para la realización de una campaña publicitaria contra la cultura patriarcal.

El estudio basado en entrevistas a 450 personas y en sondeos de opinión realizados en grupos focales de los que participaron mujeres y hombres, muestra no solo que la violencia machista sigue siendo naturalizada, sino también que los adolescentes y jóvenes están más lejos que sus padres de los cambios culturales necesarios para ponerle fin al problema.

Si bien un poco más del 80% de los encuestados responde que “las agresiones físicas son un problema social extendido y grave”, y más de la mitad, considera que la cantidad de femicidios es una referencia “preocupante”, existe todavía un sector de la población que justifica el golpe de mujeres en determinadas circunstancias y que alcanza al 16% de las respuestas del informe.

Cuando se trata de justificar tales “correctivos físicos” se advierte un punto de contacto entre la población más grande y la más joven (mayores de 60 y entre 15 y 24 años). El informe pone de manifiesto las falencias del sistema educativo, así como la (mala) formación que los jóvenes reciben en sus familias, a través de las redes y medios de comunicación.

 

La violencia institucional, no cede

Otro de los datos sobresalientes del análisis es que los circuitos estatales de atención, contención, asesoramiento y asistencia de la violencia patriarcal siguen siendo ineficaces para satisfacer la demanda.

Aunque más de la mitad de los consultados dice conocer al menos un caso de violencia contra las mujeres, solo un 18,7% afirma que recibió la correspondiente asistencia frente a la denuncia realizada, mientras que un 15% de casos directamente no buscó ningún tipo de asistencia.

La indagación revela también que el 3% de los casos conocidos por las personas encuestadas, terminaron en femicidios. “A más de tres años de la declaración de la emergencia social en materia de violencia contra las mujeres, la Provincia no parece lograr articular mecanismos efectivos e integrales, capaces de frenar la violencia femicida a través de intervenciones estatales oportunas, efectivas e integrales”, dice el informe.

 

Fuente: Vóve

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