Los incendios y saqueos multitudinarios dejaron hasta el momento 72 muertos desde la condena por corrupción al exmandatario la semana pasada.
JOHANNESBURGO.- Al menos 72 personas murieron y más de 750 fueron detenidas en Sudáfrica en una ola de violentos disturbios que estallaron tras el encarcelamiento del expresidente Jacob Zuma, la semana pasada, en los peores actos de violencia que vive el país en décadas.
Muchas de las muertes ocurrieron en caóticas estampidas mientras decenas de personas saqueaban comercios de comida, electrodomésticos y ropa en las provincias de Gauteng, donde está Johannesburgo, capital económica del país, y de KwaZulu-Natal, la región originaria de Zuma.
Las protestas que siguieron al arresto de Zuma degeneraron en saqueos y un torrente de furia generalizada por la desigualdad social que persiste 27 años después de la caída del apartheid. La pobreza se vio agravada por las severas restricciones sociales y económicas destinadas a frenar el Covid-19.
El gobierno del presidente Cyril Ramaphosa indicó que están intentando detener la violencia y los saqueos en las dos grandes provincias afectadas, y para eso se ordenó la movilización del Ejército en ayuda de la policía, aunque hasta el momento no se declaró estado de emergencia.
“Ninguna cantidad de infelicidad o circunstancias personales de nuestra gente le da derecho a nadie a saquear, destrozar y hacer lo que quiera y violar la ley”, dijo el ministro del Interior, Bheki Cele.
Condena e incidentes
Los primeros incidentes ocurrieron luego de que Zuma, nacido en KwaZulu-Natal, comenzó a cumplir una condena de 15 meses de cárcel el jueves pasado por desobedecer una orden judicial. Zuma se negó a testificar en una investigación por corrupción mientras era presidente, entre 2009 y 2018.
La tensión se extendió durante el fin de semana a los suburbios de Johannesburgo, convirtiéndose en una ola de saqueos masivos y vandalismo en las zonas desfavorecidas de población mayormente negra, los llamados townships, aunque hasta el momento no se propagó a las otras siete provincias, donde la policía está en alerta máxima.
Imágenes de televisión mostraron a decenas de mujeres, hombres y niños en una carnicería de Soweto, en Johannesburgo, saliendo con pesadas cajas de carne congelada en los hombros o sobre la cabeza, mientras un guardia asiste impotente a la escena. Cientos de personas asaltaron asimismo almacenes y supermercados en la ciudad de Durban, un importante centro de importación y exportación.
Tras uno de esos incidentes, la noche del lunes fueron hallados los cuerpos de diez personas después de una estampida en un centro comercial de Soweto. Otras 26 personas murieron en la provincia oriental de Kwazulu-Natal, informó el jefe de Gobierno provincial, el premier Sihle Zikalala. En total se registraron al menos 72 muertes en distintos incidentes en las dos provincias.
“Lo que estamos viendo ahora son oportunistas actos de criminalidad, con grupos de personas instigando al caos meramente para encubrir saqueos y robos”, dijo Ramaphosa al anunciar el despliegue de militares. “No hay agravio ni ninguna razón política que puedan justificar la violencia y destrucción”, añadió.
Los disturbios se producen, además, en el peor momento de una agresiva tercera ola de casos de Covid-19 en el país, que es el más golpeado por la pandemia de toda África, con unos 2,2 millones de contagios y unas 64.000 muertes.