La verdadera razón por la que Robert F. Kennedy, Jr. está siendo censurado

“La CIA y los medios de comunicación son parte de la misma conspiración criminal”, escribió Douglas Valentine en su importante libro,“La CIA como crimen organizado”.

Esto es verdad. Los principales medios corporativos son taquígrafos de las operaciones psicológicas en curso del estado de seguridad nacional dirigidas al pueblo estadounidense, y realmente han hecho lo mismo con una audiencia internacional.

Llevamos mucho tiempo siendo sometidos a esta “guerra de la información”, cuyo propósito es ganar los corazones y las mentes del pueblo estadounidense y pacificarlos para convertirlos en víctimas de su propia complicidad, tal como lo practicaron hace mucho tiempo la CIA en Vietnam y The New York Times, CBS, etc. sobre el pueblo estadounidense en ese momento y en los años venideros mientras el estado de guerra estadounidense libraba interminables guerras, golpes de Estado, operaciones de bandera falsa y asesinatos en el país y en el extranjero.

Otra forma de plantearlo es decir que, a todos los efectos prácticos, cuando se trata de asuntos que tienen que ver con asuntos importantes en el extranjero y el interior, la CIA y los medios de comunicación corporativos no pueden distinguirse.

Para aquellos que leen y estudian historia, durante mucho tiempo se ha sabido que la CIA ha colocado sus operativos en todas las agencias del gobierno de estados Unidos, como explica Fletcher Prouty en “The Secret Team”, que los oficiales de la CIA Cord Myer y Frank Wisner operaron programas secretos para conseguir que algunos de los exponentes más vocales de la libertad intelectual entre intelectuales, periodistas y escritores fueran sus voces para la falta de libertad y la censura. Como expliaron Frances Stonor Saunders en“La Guerra Fría Cultural” y Joel Whitney en “Finks”,entre otros, que Cord Myer estaba especialmente centrado y tuvo éxito en “cortejar a la izquierda compatible” puesto que los derechistas ya estaban en el bolsillo de la agencia.

Todo esto está documentado y no se discute. Es chocante sólo para aquellos que no hacen sus deberes para llegar a ver lo que está sucediendo hoy fuera de un amplio contexto histórico.

Con el auge de los medios alternativos y una amplia gama de voces disidentes en internet, el establecimiento se sintió amenazado y se puso a la defensiva. Por lo tanto, no debería sorprender que esos mismos medios corporativos de élite estén liderando ahora el ataque para un aumento de la censura y la negación de la libertad de expresión a quienes consideran peligrosos, ya sea que eso implique guerras, elecciones amañadas, golpes de Estado en el extranjero, COVID-19, vacunas o las mentiras de los propios medios corporativos.

Después de haber prohibido a los críticos escribir en sus páginas o hablar en sus pantallas, estos gigantes de los medios quieren hacer que el silencio de las voces disidentes sea completo.

Justo el otro día The New York Times tenía este titular:

“Robert Kennedy Jr. excluido de Instagram por falsas afirmaciones sobre el virus.”

Observe la ausencia de la palabra ‘presuntas’ antes de “afirmaciones falsas de virus”. Esto es culpa por titular. Es una pieza de propaganda perfecta que se hace pasar por reportaje, ya que acusa a Kennedy, un hombre brillante y honorable, de falsedad y estupidez, justificando así la prohibición de Instagram, y es un incentivo para una mayor censura del Sr. Kennedy por Facebook, la empresa matriz de Instagram.

Esa prohibición debería seguir pronto, como espera la reportera del Times, Jennifer Jett, ya que ella escribe acusatoriamente que RFK, Jr. “Hace muchas de las mismas afirmaciones infundadas a más de 300.000 seguidores” en Facebook. Jett se aseguró de que su informe también fuera a MSN.com y The Boston Globe.

Este es un ejemplo de la censura en curso y mucho, mucho más va a seguir. Lo que una vez se hizo bajo la cobertura de la omisión se hace ahora abierta y descaradamente, alentado por aquellos que, en un acto de mala fe, dicen ser defensores de la Primera Enmienda y la importancia del debate libre en una democracia. Rápidamente nos estamos deslizando en un orden social totalitario irreal.

Lo que me lleva a la reciente obra de Glenn Greenwald y Matt Taibbi, quienes han criticado con firmeza y razón esta censura. Tal como yo entiendo sus argumentos, dicen esto:

En primer lugar, los medios corporativos han dividido hoy el territorio y hablan sólo a sus propias audiencias en cámaras de eco: liberales a liberales (léase: el “supuestamente” partido liberal Demócrata), como The New York Times, NBC, etc., y conservadores a los conservadores (léase “el supuestamente” conservador Donald Trump), como Fox News, Breitbart, etc.

Han abandonado el periodismo de la vieja escuela que, a pesar de sus deficiencias, implicaba objetividad y la denuncia de hechos y perspectivas dispares, pero dentro de los límites. Desde la digitalización de las noticias, sus nuevos modelos de negocio están orientados a estas audiencias separadas, ya que son opciones altamente lucrativas. Está impulsado por los negocios, ya que los medios electrónicos han reemplazado el papel a medida que los ingresos publicitarios han cambiado y la capacidad de la gente para centrarse en temas complicados ha disminuido drásticamente.

El periodismo de la vieja escuela está sufriendo como resultado y por lo tanto escritores como Greenwald y Taibbi y Chris Hedges (que entrevistó a Taibbi y coincide: parte uno aquí) han llevado su trabajo a internet para escapar de categorías tan restrictivas y de la censura que lo acompaña.

En segundo lugar, el gran llamado a la censura no es algo que las empresas de Silicon Valley quieran porque quieren que más personas usen sus medios, ya que significa más dinero para ellos, pero están siendo presionadas para hacerlo por los medios tradicionales de la vieja escuela, como The New York Times, que ahora emplean a “soplones y censores”, personas que tienen hambre de poder, para oler las voces disidentes que pueden recomendar que deberían ser prohibidas.

Greenwald dice,

“Lo hacen en parte por poder: para asegurar que nadie más que ellos puedan controlar el flujo de información. Lo hacen en parte por ideología y por arrogancia: la creencia de que su visión del mundo es tan indiscutiblemente correcta que toda disidencia es inherentemente peligrosa ‘desinformación’”.

Por lo tanto, los medios impresos y televisivos de la vieja escuela no están en la misma página que Facebook, Twitter, etc., sino que tienen agendas opuestas.

En resumen, estos cambios y la censura tienen que ver con el dinero y el poder dentro del mundo de los medios de comunicación, ya que el negocio se ha transformado por la revolución digital.

 

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