La reaparición del objeto interestelar después de cruzar detrás del Sol marcó un momento extraordinario para la ciencia. Su trayectoria hiperbólica, su brillo inesperado, color azul intenso y composición química distinta a la de los cometas conocidos, impulsaron nuevas hipótesis sobre su origen. La NASA dio la fecha en la que pasará junto a nuestro planeta.
El cometa 3I/ATLAS volvió a entrar en escena científica después de un período en el que su observación directa resultó imposible debido a su posición con respecto al Sol. Su vuelta a la visibilidad desató una carrera coordinada entre sondas espaciales, observatorios solares y satélites dedicados al monitoreo profundo del espacio.
Antes de que telescopios terrestres puedan dirigir sus espejos hacia él con precisión, varios instrumentos situados fuera de la atmósfera terrestre están preparados para registrar su paso y ofrecer las primeras imágenes detalladas.
El interés no se limita a la espectacularidad de su aproximación. Este cometa procedente de fuera del Sistema Solar posee características que se alejan del comportamiento conocido en cuerpos similares.
Su órbita no encaja en el patrón cerrado que define a los objetos que giran alrededor del Sol: describe una trayectoria hiperbólica que confirma su origen interestelar.
Además, las primeras mediciones mostraron un tono azul poco habitual y una composición química que se distingue del material que se encuentra en los cometas tradicionales de la Nube de Oort.
La NASA confirmó que el cometa alcanzará su punto más cercano a la Tierra el próximo 19 de diciembre, lo que abre una ventana de estudio única. Sin embargo, antes de su aproximación visible desde observatorios terrestres, la estrategia científica ya está en marcha en el espacio.
Las sondas solares como fotógrafas adelantadas
Para registrar los detalles del objeto sin la interferencia de la atmósfera terrestre, la comunidad astronómica recurre a naves que se encuentran en posiciones privilegiadas. Entre ellas se encuentran Solar Orbiter, SOHO (Observatorio Solar y Heliosférico) y la Parker Solar Probe.
Estas sondas orbitan regiones próximas al Sol o mantienen puntos estables entre la Tierra y la estrella, lo que les permite obtener imágenes desde ángulos inaccesibles para telescopios terrestres. Su instrumental incluye coronógrafos, cámaras ultravioleta y medidores de partículas capaces de captar la interacción entre el cometa y la radiación solar.
Ayer, la sonda china Tianwen-1 observó con éxito el objeto interestelar Atlas (3I/ATLAS) utilizando su cámara de alta resolución, según ha informado la Administración Espacial de China.
Durante la observación, la sonda Tianwen-1 se encontraba a aproximadamente 30 millones de kilómetros del objeto, convirtiéndose así en una de las sondas más cercanas que lo han observado hasta la fecha. Los datos captados por una cámara de alta resolución fueron recibidos, procesados y visualizados mediante un sistema de aplicación terrestre.
Las imágenes muestran claramente las características distintivas del cometa, que consiste en un núcleo y una coma circundante, con un diámetro que alcanza varios miles de kilómetros. Los investigadores crearon una animación utilizando una serie de imágenes de 30 segundos para ilustrar la trayectoria del objeto. Con base en estos datos de observación, los investigadores están llevando a cabo estudios más exhaustivos de Atlas.
Entre el 2 y el 25 de noviembre de 2025, el Explorador de las lunas heladas de Júpiter (Jupiter Icy Moons Explorer), perteneciente a la Agencia Espacial Europea (ESA), analizará el objeto interestelar al utilizar una serie de instrumentos especializados. Las imágenes más recientes divulgadas por la agencia espacial estadounidense y otros organismos científicos muestran con gran detalle parte de su estructura compuesta por polvo y gas, lo que genera nuevas preguntas acerca de su composición.
El objetivo principal consiste en documentar la evolución del coma y de la cola del cometa mientras este libera material por efecto del calor solar. Las diferencias en la dispersión de gases y polvo resultan fundamentales para identificar la composición química. En cometas conocidos, ese comportamiento exhibe patrones relativamente similares.
Los primeros registros del cometa indicaron reacciones de sublimación distintas a las esperadas, lo que alimentó hipótesis sobre un origen en regiones más frías y antiguas que las zonas donde se formaron la mayoría de los cometas de nuestro vecindario cósmico.
Qué se espera cuando los telescopios terrestres entren en acción
Cuando el cometa avance hacia su punto de mayor acercamiento, los telescopios terrestres tomarán el relevo. Observatorios en Chile, Hawái, las Islas Canarias y Argentina ya ajustaron sus calendarios para no perder la oportunidad de analizarlo con instrumentos ópticos y espectroscópicos de amplia apertura.
La secuencia esperada comienza con las imágenes de las sondas espaciales. Luego, a medida que el cometa ingrese en regiones del cielo con menor interferencia solar, los telescopios montados sobre la superficie terrestre podrán realizar mediciones más precisas sobre su núcleo y su composición molecular.
Por otra parte, el seguimiento continuo de su brillo permitirá evaluar su grado de estabilidad. Algunos cometas interestelares registrados en el pasado mostraron desintegraciones rápidas. Otros conservaron una estructura más firme durante largos períodos. La manera en que 3I/ATLAS responda a la radiación solar ofrecerá pistas sobre las condiciones físicas del entorno en el que se formó.
Los astrónomos esperan que la combinación de imágenes espaciales y observaciones terrestres proporcione un retrato complejo y profundo del objeto.
En conjunto, estos datos pueden modificar la comprensión actual sobre el tráfico interestelar de cuerpos helados y aportar información sobre la historia química de regiones lejanas de la Vía Láctea.
