El primer ministro de Israel testifica por primera vez en un caso que lo acusa de soborno, fraude y abuso de confianza.
Benjamin Netanyahu llegó al tribunal de Tel Aviv este martes para declarar en su juicio por corrupción. Puntual a las 10:00, hora local, el mandatario ingresó al edificio, equipado con un búnker antibombas.
Su presencia marca un momento histórico, siendo el primer primer ministro en funciones sometido a un proceso judicial en Israel.
En declaraciones previas, Netanyahu afirmó: “He esperado ocho años para demostrar la verdad y desmentir las acusaciones delirantes en mi contra”.
Las acusaciones
Netanyahu enfrenta tres casos distintos:
- Caso 1000: Se le acusa de recibir regalos de lujo por valor de más de $260,000 de magnates como Arnon Milchan y James Packer, a cambio de favores políticos.
- Caso 2000: Supuestamente intentó negociar cobertura favorable con el editor de Yedioth Ahronoth, debilitando a un diario rival.
- Caso 4000: Alegaciones de favorecer la fusión de telecomunicaciones de Shaul Elovitch, dueño del sitio Walla, a cambio de cobertura positiva en el medio.
El juicio, iniciado en 2020 y con más de 300 testigos programados, podría extenderse meses más. Hasta ahora, 140 han declarado.
Contexto político
Simpatizantes y opositores se reunieron frente al tribunal. Mientras la derecha acusa una “caza de brujas”, manifestantes exigen su renuncia. Ministros como Miri Regev y Itamar Ben Gvir acudieron al recinto en apoyo a Netanyahu.
El primer ministro niega los cargos y ha solicitado aplazamientos citando su apretada agenda y conflictos internacionales. Sin embargo, la fiscalía insiste en la necesidad de concluir el juicio con prontitud.
Netanyahu continúa liderando un gobierno polémico que enfrenta protestas masivas por reformas judiciales. Su caso pone a prueba la credibilidad del sistema judicial israelí y la confianza pública en sus líderes.