Fue a través de la Dirección de Culto del Ministerio de Gobierno. Libertad religiosa, políticas públicas, discurso de odio y colaboración política, fueron algunos de los temas sobre los cuales se reflexionó.
Salta participó en el Foro Interreligioso del G20 que tuvo lugar en Brasil. Fue a través de la Dirección Provincial de Culto del Ministerio de Gobierno, Derechos Humanos y Trabajo, que expuso la tarea de inclusión y dialogo con las comunidades de fe en la mesa denominada “Civismo, discurso del odio y colaboración política”.
La titular del área, Daniela Chávez, quien fue convocada por el Centro Internacional Rey Abdullah Bin Abdulaziz para el Diálogo Interreligioso e Intercultural (KAICIID) del cual es becaria, participó junto a otros lideres religiosos y practicantes del diálogo de diferentes tradiciones religiosas de 13 países de América Latina y el Caribe con quienes pudo reflexionar sobre los éxitos, retos, y necesidades del trabajo de diálogo interreligiosos en la región e intercambiar experiencias internacionales respecto al tema.
En el panel, Chávez habló sobre el discurso del odio, la intolerancia religiosa y la polarización política y cómo estas han afectado a las personas, creyentes, de todo el mundo, además de cómo las recomendaciones políticas de los diversos actores religiosos, pueden ayudar a los gobiernos a reparar a las sociedades fracturadas, teniendo en cuenta su liderazgo y el trabajo social que realizan con la gente.
Finalmente, la funcionaria remarcó la importancia de que Salta participe en espacios de esas características porque “se visibiliza el trabajo de la provincia con las distintas comunidades de fe y se resalta la importancia de las políticas públicas tendientes a construir sociedades más inclusivas, igualitarias y plurales”, aseguró. Además, hizo hincapié en el hecho de que “la gestión pública de la diversidad religiosa debe basarse principalmente en la escucha y el diálogo para diseñar e implementar políticas públicas inclusivas, y los aportes de los líderes religiosos son insumos para la creación de estas políticas. Es responsabilidad de los gobiernos formar y educar a sus agentes en materia de libertad religiosa y proporcionar las herramientas necesarias para atender las demandas de la diversidad religiosa que convive en la sociedad. El respeto a las diferencias en las creencias de las personas es fundamental para el desarrollo de sociedades estables y pacíficas”.