La película de Kicillof se burla de las victimas de la cuarentena: Entrevistamos a bonaerenses para que cuenten la verdadera historia

Desde La Derecha Diario aprovechamos este 17 de abril, día del estreno de la película del gobierno de la Provincia de Buenos Aires sobre la pandemia, para entrevistar a vecinos, comerciantes, trabajadores de la salud y referentes políticos que cuentan la verdad de la cuarentena.

Este miércoles el gobierno de la Provincia de Buenos Aires estrena la anticipada película “Pandemia: gestionar lo desconocido”, producida por el ministro de Salud bonaerense, Nicolás Kreplak, y relatada por el propio gobernador Axel Kicillof.

A partir del estreno, volverá al centro de la escena la discusión acerca de la historia “oficial” sobre la gestión de la pandemia de Covid-19 en la provincia de Buenos Aires. La película promete desvelar imágenes inéditas de la gestión sanitaria, así como el entramado de decisiones que fueron tomadas mientras la crisis avanzaba.

La poblacion, sin embargo, recuerda la pandemia de una manera muy distinta. Principalmente, la gente espera que el Gobierno bonaerense hable de cómo se organizaron las fiestas clandestinas de las altas esferas del poder nacional cuando el resto de la población estaba encerrada.

En La Derecha Diario hemos decidido este 17 de abril contar la otra parte de la historia. La que Kicillof parece querer borrar con esta película. Recopilamos testimonios de referentes municipales, vecinos de barrios, trabajadores y comerciantes de la Provincia que nos cuentan cómo ellos vivieron la pandemia, sin relatos ni construcciones cinematográficas.

 

 


1. Guillermo Cabral, coordinador de Libertarios Platenses

“Los platenses vimos como se nos quitaron los derechos de libre circulación, a despedir familiares fallecidos, vimos como comerciantes tenían que cerrar sus persianas y vender en la clandestinidad para poder sostener a sus familias con el temor de ser multados, y tratados como ciudadanos de segunda por no ser considerados como esenciales según criterios del gobernante de turno.

Vimos como los servicios de salud dejaron de atender consultorios y solo dedicarse a emergencias cortando de esta forma tratamientos y controles a pacientes. También vimos como mediante el uso de medios de comunicación se generó pánico entre los ciudadanos, y debido a esto, como padres e hijos, abuelos y nietos, hermanos y amigos dejaron de verse en persona por sus propios miedos o por miedo de ser denunciados por sus propios vecinos asustados.

Siempre se decía que era por un bien mayor, para cuidarnos, “el estado te cuida” decían. Vimos y sentimos cuando en la provincia se liberaron miles de presos “por su salud”. Nos enteramos de los vacunatorios VIP, de la fiesta del presidente Alberto reunido con amigos y familia cuando estaba prohibido hacerlo.

Cuando todo pasó nos enteramos que había países que restringieron menos libertades, que tenían menos muertos por millón de habitantes, que sus economías no habían sufrido tanto como la nuestra, que muchos comercios de la ciudad que habían bajado sus persianas jamás volvieron a abrirlas.

En lo personal lo que más me afectó fue no poder visitar a mi sobrino y mis padres por buena parte del encierro forzado. También es en este periodo donde por indignación decido sumarme a un pequeño grupo de liberales por Whatsapp. Nnca antes me había interesado la política y nunca pensé terminar coordinando una agrupación.

Con este grupo fuimos a dar una mano en la fiscalización de Javier Milei 2021 en CABA y luego, ya siendo un grupo mucho más numeroso, participamos en las elecciones presidenciales apoyando en nuestra ciudad la boleta de Milei 2023.

 

 


2. Francisco Regules, vecino de Carlos Casares

“Cuando me hablan de la pandemia, se me vienen varias cosas a la cabeza, primeramente el miedo de perder a un ser querido, por otro lado la ineficiencia del manejo de la misma y por último los abusos desde el Estado.

Desde mi experiencia personal, haberlo vivido desde el interior del país, me mostró un mundo totalmente paralelo. Recuerdo haber atravesado momentos donde parecía que el infierno se iba a terminar pero cada vez decían en la tele que aparecían más casos y también que siempre se estaba al borde del colapso. Esto no se veía en la calle, se veía en los medios, y a medida que decían aumentaban los casos, venían acarreadas mayores restricciones.

El sistema de salud en general funcionó de manera aceptable, los médicos y enfermeros hacían lo que podían con lo que tenían, no sobraban recursos pero como en todo el sistema argentino, siempre faltan o no alcanzan.

Considero sí que en la Provincia se priorizaron demasiado los pacientes de covid y se desatendió gravemente el resto de las enfermedades, patologías, y pacientes de todo tipo. Se sintió también que las personas solo fallecieron por covid, y que el resto de los padecimientos mágicamente desaparecieron.

Por otro lado, viéndolo desde el punto de vista de las restricciones y abusos, hay que remarcar que vivimos en el medio del campo y la gente no podía ir a pasear por ejemplo por que te mandaban un patrullero, aún sabiendo que mantenerse en buen estado de salud tanto física como mentalmente era importante.

Mencionando la salud mental debo remarcar que se descuidó y se desatendió mucho, sabiendo las consecuencias que esto conlleva y el debilitamiento al que nos exponemos al encontrarnos encerrados y desesperanzados. Voy a dejar un dato que recuerdo que publicó Bloomberg en su momento: “Argentina ocupa el último lugar en un ranking de resiliencia frente a la pandemia”.

Mencionando el aspecto económico, algo que me marcó bastante fue cuando determinaron qué era “esencial” y qué no; ahí me detuve a analizar y cuestionar, quién es el presidente y el ministro de Salud para decir quién es esencial y quién no, ¿Acaso quiénes no podían salir a pintar una casa, no comen también? ¿No tienen necesidades? ¿No tienen una familia que mantener?

Todo esto remarcando que fueron capaces de hacer cualquier cosa con tal de sostener una de las cuarentenas más largas e ineficientes del mundo. Claro está que, además de no solo manejar mal la pandemia, también lo hicieron con la economía, no dudo que parte de ésta fue parada para que no circule el dinero y poder frenar la inflación. Lo más injusto de todo es que conocí gente que se gastaba los ahorros en vivir porque no los dejaban trabajar por no ser esenciales. A partir de esto me pregunto: ¿Dónde estaba la justicia social para el albañil? Para aquellos que tienen que salir si o si de su casa y no pueden tener la comodidad de una oficina. Estas preguntas me gustaría que me las responda Kreplak.

También me pregunto por qué el presidente recibía tanta gente durante la cuarentena en Olivos, cuando sucedía que a cualquier ciudadano común lo encontraban circulando, lo mas probable es que tenga problemas por cumplir con la cuarentena.

Asimismo, se notaron las prioridades de Kicillof que no había plata para respiradores y camas, pero sí para la pauta. Acompañado de esto, cómo olvidar cuando Baradel donó cuchetas, ¡el momento más bizarro de la Argentina! Ahí sentí vergüenza ajena, me sentí boludeado por la política. Lo más fuerte y cínico fue ver a periodistas pautados que defendían la cuarentena a muerte, justificando cualquier atropello hacia la sociedad. Hoy estos son los mismos que, cuando algo no les gusta, enseguida hablan de derechos. Quiero recordarles también que Alberto pidió la ayuda de las Fuerzas Armadas para controlar la cuarentena, usó el monopolio de la violencia y al Ejército para tener a la sociedad controlada.

Si lo hubiera hecho alguien de otro partido, lo llamarían facho y milico, como le gusta decir a los de izquierda. Como siempre este es otro ejemplo de la hipocresía que vivimos como sociedad de la que todos somos parte.

Para concluir, voy a dejar el título que corresponde a la gestión de la pandemia del gobierno de Alberto Fernandez, Axel Kicillof y Nicolás Kreplak: fracaso, fallos masivos y millones de muertes evitables como bien lo mencionaron varios expertos. Nunca fueron un gobierno de científicos.

 

 


3. Verónica, médica en el Hospital San Juan de Dios, de la ciudad de La Plata

Verónica no quiso revelar su apellido, asegura que tiene miedo de que su relato en este medio suponga para ella algún tipo de represalia en su ámbito profesional.

Verónica enfrentó no solo los desafíos médicos de la COVID-19, sino también la negligencia y el abuso del Estado en momentos críticos. La escasez de equipos de protección personal se convirtió en una batalla diaria, una lucha por la vida que, lamentablemente, no recibió el respaldo adecuado del Estado

“Nos encontramos sin la protección necesaria para enfrentar el virus. Pedimos ayuda una y otra vez, pero nuestras súplicas fueron ignoradas. Había días donde tenía que poner dinero de mi propio bolsillo para comprar barbijos para mí y para mis compañeros de trabajo”.


4. Juan Manuel, comerciante de la ciudad de La Plata

Juan Manuel, de 41 años, tampoco quiso dar su apellido, preocupado porque la municipalidad lo rastree y trate de atacar a su negocio.

“En 2018 puse mi primer comercio dedicado a la venta de mates, pero la cuarentena trastocó mis planes. Me vi enfrentando desafíos económicos sin precedentes durante la pandemia. Las restricciones de movimiento y el cierre temporal de negocios no esenciales me obligaron a replantear por completo mi vida para mantener mi negocio a flote.

El cambio a las ventas en línea y el servicio de entrega a domicilio se convirtieron en mi principal enfoque para adaptarse a las nuevas demandas del mercado en una situación tan extrema. Aunque al principio fue un ajuste difícil, logré aprovechar las plataformas digitales y las redes sociales para llegar a clientes y mantener la lealtad con la gente que habitualmente me compraba.

Lo peor para mí comercio fueron las restricciones cambiarias que impuso el gobierno de Alberto Fernández. Muchos de los artículos que compro son importados. El dólar turista sumado a la retención de la Aduana complicó todo. Voté a Milei para terminar con eso y que pueden sacarle el pie de encima a los que día a día queremos emprender.

Fue un período difícil, de gran estrés, pero la creatividad y la innovación me permitieron superar obstáculos y seguir adelante a pesar de las adversidades”.

 

 


5. Martín, vecino de Quilmes

Martin fue otro de los testimonios que no quiso dar su apellido, conociendo bien la persecución política que existe en el municipio que lidera Mayra Mendoza.

“El Estado parecía más preocupado por multar que por ayudar. Muchos perdimos nuestros trabajos y el apoyo real brilló por su ausencia. Además, vimos autoridades abusando de su poder. Necesitaba salir a trabajar, pero a menudo me impedían hacerlo. Ver a los políticos utilizando sus recursos para su propio beneficio me indignaba aún más.

Lo que sí destaco es la fortaleza que encontraron los vecinos de Quilmes. Entre todos aprendimos que la solidaridad es invaluable y que necesitábamos un gobierno que realmente nos represente, y prometa que nunca más va a hacer algo así”.


6. Mateo, vecino de la ciudad de La Plata

Por último, Mateo tampoco quiso dar su apellido. En su alocución, hizo referencia directa a la película que produjo Kreplak y aseguró estar asqueado por el trailer que salió hace unas semanas.

“El kirchnerismo bonaerense está obsesionado con relatos épicos del pasado, ignorando las necesidades actuales y las demandas de una sociedad que clama por liderazgo y acción. El gobierno provincial se aferra a una visión anacrónica de la Patria Grande, olvidando que la grandeza se construye en el presente, no en la nostalgia de un pasado inexistente. Kicillof y compañía intentan liderar el peronismo aferrándose a una lógica paradigmática desfasada, a contramano del signo de los tiempos.

¿Por qué insistir en poner la pandemia en el centro del escenario político? Es un error comunicativo y muestra la falta de dirección gubernamental. Quien se beneficia de esta ausencia de rumbo es el Presidente Javier Milei, reflejo de una sociedad cansada de promesas vacías y los débiles liderazgos. La gestión actual de la provincia es un reflejo de un sistema político desconectado de la realidad de los vecinos de la Provincia.

La película, con su pomposa presentación, deja al descubierto la hipocresía de un gobierno que llora por falta de recursos mientras derrocha dinero en filmes propagandísticos poco convincentes. Administrar un Estado de manera eficiente implica más que simples discursos vacíos; requiere una visión clara, prioridades bien establecidas y una actuación decidida.

Haciendo caso omiso a esta circunstancia, el mensaje subyacente es que las preocupaciones de los ciudadanos son secundarias; la estrategia predominante es la de crear un relato que da sustancia ideológica a un proyecto político para el 2027. Necesitamos un nuevo modelo que promueva el crecimiento económico y la libertad, no que se aferre a un pasado tergiversado en un intento desesperado por mantener el poder.”

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