Desde sus cimientos, los BRICS aseguran apostar por el multilateralismo, en busca de “una gobernanza internacional más adecuada a sus intereses nacionales”. Uno de sus logros fue la reforma del sistema de cuotas del Fondo Monetario Internacional, que llegó a incluir, por primera vez, a Brasil, Rusia, India y China entre los diez mayores accionistas.
Además de las reuniones presidenciales (cumbre y reunión informal al margen del G20), los BRICS organizan, a través de su presidencia rotativa, cerca de 100 reuniones anuales, incluidas unas 15 citas ministeriales y docenas de reuniones técnicas, sobre tecnología, cultura, educación y deportes.
Algunos de los países del bloque perdieron peso económico en el concierto internacional, y cayeron las expectativas que tenía el mundo como una palanca del desarrollo. Rusia, Brasil y Sudáfrica no estuvieron acompañando las tasas chinas o indias de crecimiento económico. No obstante, el grupo en su conjunto se erigió como un financista en todo el mundo, con la pretensión de construir una nueva arquitectura financiera internacional que asista a países en desarrollo.
En la Cumbre de Fortaleza (2014), en Brasil, nació uno de los hitos del grupo, el Nuevo Banco de Desarrollo (BND), que suele destinar sus préstamos a proyectos de financiación de infraestructuras y energías renovables en los países BRICS. En este marco, se firmó también el Acuerdo de Reserva Contingente, que un mecanismo de estabilidad financiera para los países afectados por crisis en su balanza de pagos.
Ahora bien, la relevancia de esta asociación es sobre todo geopolítica, ante un escenario de mundo multipolar, donde Occidente ya no es el único centro gravitante de la política, el comercio y las finanzas. Rusia es capaz de desplegar su poderío militar -un hecho que vio dramáticamente en la invasión a Ucrania-, Brasil permanece como una superpotencia americana, y Sudáfrica es la nación más desarrollada de su continente. China, por su lado, compite directamente con los Estados Unidos en materia de inversión y mercados de cada región.
La cuota de los BRICS en el PIB mundial alcanzó el 31,6% (calculado a paridad de poder adquisitivo), y ya supera la de las economías del G7 (29,9%) aunque en términos nominales, estos siguen representando el 45% del PIB mundial frente al 70% que registraba en los años noventa.