Miren que muchos, a pesar de la persecución y la censura, lo hemos estado avisando. Fíjense lo evidente que era, cuando comenzaron las inoculaciones de ancianos, como muchos de los inoculados fallecían, casi de inmediato, en sus propias casas, en residencias o en hospitales.
Pero a pesar de eso, a pesar de nuestros intentos por evitar que la gente se inoculara alegremente, una gran parte de la población se inoculaba. Y nosotros, lógicamente, nos centrábamos en España ya que, al ser de aquí, la mayor parte de nuestros lectores también lo son.
Y es que las pruebas, desde que comenzó la salvaje inoculación, han sido más que claras. ¿Para qué inocularse un medicamento experimental que, como poco, no lograba el supuesto objetivo para el que había sido creado? Ni lo entendíamos, ni lo entendemos, ni lo entenderemos nunca.
El caso es que, a pesar de las múltiples evidencias, han sido muchos los que han caído en la trampa. Y ahora nos encontramos con un exceso de mortalidad brutal en aquellos países donde ha habido inoculaciones. En todos, pero hay algunos donde el porcentaje de exceso es absolutamente aterrador.
Fíjense en Australia. Según se publica en este documento, el gobierno australiano tendría informes secretos en los que se revelaría que el exceso de mortalidad en aquel país, a lo largo del año 2022, habría sido de un ¡¡5162 %!!. Sí, han leído bien: ¡¡CINCOMIL CIENTOSESENTA Y DOS POR CIENTO!!
No hay palabras que describan esto excepto una: ¿genocidio?
Fuente: El diestro
