Actividades por la Semana Nacional de Control y Prevención de la Lepra

Hasta el 9 de octubre, se celebra la Semana Nacional de Control y Prevención de la Lepra, con el objetivo de sensibilizar a la población y a los equipos de salud, para erradicar los mitos existentes alrededor de esta enfermedad y que dificultan su detección y tratamiento en las personas afectadas.

Se trata de una enfermedad infecciosa no hereditaria, de bajo porcentaje de contagio, curable con tratamiento combinado, ambulatorio y gratuito.

Si es diagnosticada tempranamente y tratada de forma correcta, la lepra no deja secuelas.

Se la conoce también como Enfermedad de Hansen, debido a que fue el médico noruego Gerhard Hansen quien, en 1874, descubrió la bacteria que la produce, poniendo fin a la creencia de que era producto de una maldición.

Su evolución es lenta y afecta a la piel, nervios periféricos y en ocasiones a las mucosas de las vías respiratorias superiores y ojos.

Actividades

El Ministerio de Salud Pública, a través de los programas de Vigilancia Epidemiológica y de Enfermedades Dermatológicas de Interés Sanitario (EDIS) dependientes de la Dirección General de Coordinación Epidemiológica, junto al programa de Dermatología del hospital Señor del Milagro realizarán las siguientes actividades para sensibilizar a la población y a los equipos de salud:

  • Martes 11: En Joaquín V. González, se asistirá a pacientes sospechosos, bajo tratamiento y control de alta por lepra. Será por orden de llegada, en el hospital Oscar Costas, en el horario de 9 a 14.
  • Viernes 14: En Orán, se asistirá a pacientes sospechosos, bajo tratamiento y control de alta por lepra. Será por orden de llegada, en el hospital San Vicente de Paul, en el horario de 9 a 14.

 Signos y síntomas

•  Manchas claras en la piel, con disminución o pérdida de la sensibilidad, del vello o de la transpiración;

•  Nódulos;

•  Engrosamiento de la piel y/o nervios periféricos, con dolor espontáneo o a la compresión;

• Trastorno de la sensibilidad, desde un leve adormecimiento a una falta total de sensibilidad o sensación de anestesia.

•  Lesiones que no sanan después de algunas semanas o meses.
•  Por falta de cuidado o tratamiento oportuno, las heridas pueden infectarse, ocasionando un daño, que con el tiempo producen deformidades y discapacidades que hacen visible la enfermedad.

•  Se puede presentar una obstrucción nasal persistente, con o sin hemorragia, sin causa justificada.

• Según avanza la enfermedad, los síntomas se agravan. Los músculos pueden sufrir pérdida de sensibilidad y parálisis.

•  Las glándulas que lubrican la piel no funcionan con normalidad y pueden aparecer infecciones secundarias.

• En una fase avanzada, y sin tratamiento, el paciente puede sufrir entumecimiento en extremidades, debilidad muscular, piel arrugada, hinchazón, insensibilidad al dolor y a los cambios de temperatura.

Ante estos síntomas, se recomienda consultar a un profesional dermatólogo, en hospitales públicos o centros de salud que cuenten con consultorio de Dermatología. Los turnos pueden gestionarse a través de la línea telefónica gratuita 148.

Mitos y verdades

Durante mucho tiempo se sostuvo el mito de que la lepra se contagiaba de manera inmediata. Esto ocasionaba que las personas que la padecían fueran estigmatizadas, relacionando la enfermedad con un castigo divino y condenándolas al aislamiento social.

Lo cierto es que la lepra hoy es totalmente curable. Se la aborda con tratamiento ambulatorio diario. Este tratamiento es gratuito y dura entre seis meses y un año, dependiendo de la forma clínica de cada caso.

Para que la lepra se contagie de una persona enferma a una sana, debe haber un contacto directo y prolongado entre ambas, lo que se calcula entre tres y cinco años.

Además, el enfermo debe tener la posibilidad de transmitir la enfermedad, condición que se conoce como “bacilífero”, y la persona sana debe ser susceptible a contraerla. Esto hace que sólo un 5% de las personas expuestas se contagie.

La transmisión ocurre a través de gotículas nasales y orales, cuando hay contacto estrecho y frecuente entre una persona enferma que no realiza tratamiento y una sana.

Aunque la enfermedad en el país ya no es considerada una epidemia, siguen apareciendo algunos casos nuevos. Esto ocurre porque la incubación de la enfermedad puede ser muy larga. La persona que es diagnosticada y comienza a tomar la medicación, en dos semanas deja de contagiar.

Está científicamente demostrado que la lepra no es hereditaria y que la mayoría de las personas poseen resistencia natural a la bacteria que la produce, llamada Mycobacterium leprae. Ello significa que, de padre o madre enfermos, nacen hijos sanos.

La mujer embarazada puede y debe continuar el tratamiento médico durante esa etapa, ya que la mejor protección para el hijo es que la madre se trate y se efectúe los controles posteriores.  Igual responsabilidad le cabe al padre, si éste fuera el enfermo.

Prevención y tratamiento

La evolución de la enfermedad es muy lenta. El tiempo medio de incubación es de cinco años, aunque los síntomas pueden tardar hasta 20 años en aparecer.

La mejor manera de prevenir el contagio es el diagnóstico temprano y el tratamiento de las personas enfermas con lepra. Si no se trata, además de las deformidades y el dolor crónico, el paciente verá comprometido su sistema inmunológico.

Las personas que estuvieron en contacto directo con enfermos sin tratamiento, deben efectuarse control médico y estar atentas a la aparición de síntomas. Si la enfermedad no se diagnostica tempranamente y no se realiza tratamiento completo, puede generar discapacidad física permanente y progresiva.

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