Internacional – ¿Las vacunas anti COVID provocan insuficiencia hepática?

HISTORIA EN BREVE

  • Para el 8 de abril de 2022, se han notificado 74 casos de hepatitis grave en niños de hasta 10 años y los funcionarios de salud no son capaces de explicar cuál es la causa
  • En octubre de 2021, un reporte de caso de un hombre sano de 47 años demuestra evidencia concluyente de que las vacunas antiCOVID pueden causar hepatitis
  • Un artículo de Journal of Hepatology señaló que se reportaron otros siete casos de presunta hepatitis inmunomediada tras recibir las vacunas antiCOVID
  • Los investigadores descubrieron la inmunosupresión innata que se produce a causa de las vacunas antiCOVID-19, así como otras alteraciones que podrían provocar enfermedades hepáticas
  • Asimismo, los documentos de Pfizer que se publicaron hace poco demuestran que, después de la primera semana de aplicar la vacuna, se debilitó el sistema inmunológico de varias personas de todas las edades; ¿será que esta susceptibilidad a la infección podría ser la causa del desarrollo de hepatitis y otros casos de enfermedad hepática?

Se dio a conocer un extraño brote de hepatitis grave en niños pequeños de Estados Unidos y Europa, lo cual es un misterio para los funcionarios de salud pública. Se sometió a los niños a análisis de los virus que suelen causar hepatitis, pero estos no resultaron ser el origen de la enfermedad, así que no fue posible determinar la verdadera causa.

En un comunicado de prensa, Graham Cooke, profesor de enfermedades infecciosas en el Imperial College de London, sugirió que si la hepatitis fuera resultado del COVID-19, “sería sorprendente que no estuviera distribuida mucho más por todo el país dada la alta prevalencia del (COVID-19) en este momento”.1

Al parecer, aún no se ha explorado lo suficiente la posible relación con las vacunas antiCOVID-19, a pesar de que ya se han asociado con el desarrollo de hepatitis en el pasado.2 A pesar de ello, los funcionarios de salud de Gran Bretaña afirmaron que ninguno de los niños afectados se había vacunado contra el COVID-19.3

Niños pequeños desarrollan una enfermedad hepática de origen misterioso
En el estado de Alaba de Estados Unidos, nueve niños desarrollaron hepatitis severa, o inflamación del hígado, y los funcionarios de salud no pueden explicar esto. Todos los niños gozaban de salud y tenían 6 años o menos.4 Algunos síntomas de enfermedad hepática incluyen diarrea, náuseas y vómito, así como ictericia en algunos casos. También se presentaron mayores niveles de enzimas hepáticas.

Cinco de los niños obtuvieron un resultado positivo en la prueba de adenovirus tipo 41, virus respiratorios que pueden causar resfriado común. Los funcionarios de salud insinuaron la posibilidad de que el adenovirus tipo 41 fuera la causa, no obstante, el Dr. Wes Stubblefield, oficial médico de distrito del Departamento de Salud Pública de Alabama, declaró lo siguiente para NBC News: “Esto no es común. Ese virus no se había asociado con estos signos, síntomas y lesiones”.5

Otros expertos también han descartado esta teoría debido a que los adenovirus son muy comunes entre los niños, es decir, es muy probable que el resultado en esa prueba sea positivo, aunque dichos virus no hayan ocasionado la hepatitis.6 Para el 8 de abril de 2022, se habían notificado 74 casos de hepatitis en niños de hasta 10 años. Algunos requirieron hospitalización y seis de ellos se sometieron a trasplantes de hígado, pero no se reportaron muertes hasta el 11 de abril de 2022.

Durante el último mes, se reportó un mayor número de casos de esta hepatitis misteriosa en niños, así que la Organización Mundial de la Salud contempla la posibilidad de que se presenten aún más. Hasta el momento, las pruebas de laboratorio han descartado los virus de la hepatitis tipo A, B, C y E, junto con la hepatitis D, en su caso.

La OMS informó que “en general, la etiología de los casos actuales de hepatitis aún se considera desconocida y permanece bajo investigación activa. Se están realizando pruebas de laboratorio para identificar infecciones adicionales, productos químicos y toxinas en los casos identificados”.

Las vacunas antiCOVID-19 pueden causar hepatitis
Un reporte de caso de un hombre sano de 47 años demuestra evidencia concluyente de que las vacunas antiCOVID pueden causar hepatitis. En octubre de 2021, los investigadores escribieron lo siguiente en el Journal of Hepatology: “la hepatitis inmunomediada por la vacuna de Moderna ya no se considera una casualidad puesto que ya se confirmó”.8

El hombre en el reporte de caso recibió su primera vacuna antiCOVID-19 de Moderna el 26 de abril de 2021 y tres días después, desarrolló malestar general e ictericia, una coloración amarillenta de la piel que puede ocurrir si el hígado no procesa bien los glóbulos rojos, que es una de las características distintivas de la hepatitis y un síntoma que experimentaron algunos de los niños que se mencionaron arriba.

Cuatro años antes, el hombre se había hecho un análisis de función hepática en el que obtuvo resultados normales, no tenía antecedentes de uso de paracetamol, que puede causar daño hepático, y consumía poco alcohol. Pero, tres días después de recibir la vacuna, su análisis hepático mostró resultados muy preocupantes:9

“Se realizó el análisis el 30 de abril y los resultados mostraron bilirrubina sérica de 190 μmol/l (normal 0-20), alanina aminotransferasa (ALT) de 1048 U/l (normal 10-49), fosfatasa alcalina (ALP) de 229 U/l (normal 30-130)”.

A finales de junio, la ictericia y los análisis de función hepática mejoraron, pero volvieron a empeorar después de unos días de recibir la segunda dosis de la vacuna de Moderna el 6 de julio de 2021. “El patrón de la lesión en la histología fue consistente con la hepatitis aguda, con características de hepatitis autoinmune o posible lesión hepática inducida por medicamentos (DILI), lo que provocó una hepatitis similar a la autoinmune”, explicaron los investigadores y agregaron:10

“Este caso muestra hepatitis inmunomediada por la vacuna de Moderna que, tras una nueva exposición inadvertida, empeoró la lesión hepática y alteró la función de síntesis. Esto ocurrió en un hombre sano que no tenía otros problemas médicos. La ictericia relacionada con la vacuna de ARNm apareció muy rápido, lo cual es inusual”.

Casos de hepatitis que se han reportado después de la aplicación de las vacunas
El reporte de caso que se mencionó arriba no es el único que se ha presentado. El artículo de Journal of Hepatology señaló que se reportaron otros siete casos de presunta hepatitis inmunomediada tras recibir las vacunas antiCOVID-19 de Pfizer y Moderna.

Busca crear conciencia para que los centros de vacunación chequen con regularidad los signos de hepatitis mediada por el sistema inmunológico antes de administrar las segundas dosis y afirma: “el seguimiento a largo plazo de las personas será esencial para determinar el pronóstico de esta lesión hepática mediada por el sistema inmunológico”.11

En una carta al editor, que se publicó en Journal of Hepatology en junio de 2021, los investigadores expresaron una vez más su preocupación de que las vacunas antiCOVID podrían causar hepatitis. En este caso, una mujer de 56 años desarrolló hepatitis autoinmune de gravedad tras recibir la primera dosis de la vacuna antiCOVID de Moderna.12

Antes de esto, en abril de 2021, los investigadores también describieron un caso de hepatitis autoinmune que se desarrolló tras recibir la vacuna, esta vez en una mujer de 35 años que tenía tres meses de haber dado a luz. En la hepatitis autoinmune, el sistema inmunológico del cuerpo ataca por error al hígado, lo que causa inflamación y daño, y es posible que la vacuna provoque autoinmunidad a través de los anticuerpos contra la proteína spike:13

“Hasta donde sabemos, este es el primer reporte de hepatitis autoinmune que se desarrolla tras recibir la vacuna antiCOVID, lo que causa preocupación ante la posibilidad de que la vacuna provoque autoinmunidad. Como no se puede probar la causalidad, es posible que esta relación solo sea una coincidencia.

Pero los casos graves de infección por SARS-CoV-2 se caracterizan por una desregulación autoinflamatoria que provoca daño tisular. Dado que la proteína spike del virus parece ser la responsable, es posible que los anticuerpos que produce la vacuna para atacar dicha proteína también puedan causar enfermedades autoinmunes en personas con predisposición”.

¿La inmunosupresión es responsable de esto?
En noviembre de 2021, varios investigadores de Irlanda señalaron que “se especula que el SARS-CoV-2 puede alterar la autotolerancia y desencadenar respuestas autoinmunes a través de la reactividad cruzada con las células huésped y que las vacunas de ARNm de COVID-19 pueden desencadenar la misma respuesta”. Asimismo, informaron la causa de la hepatitis autoinmune que desarrolló una mujer de 71 años, sin factores de riesgo de enfermedad autoinmune, después de recibir la vacuna antiCOVID-19.

La mujer desarrolló ictericia cuatro días después de recibir la vacuna y se realizó un análisis de función hepática en el que obtuvo resultados “muy anormales”. Los investigadores plantearon la posibilidad de que se trate de una lesión hepática inducida por medicamentos y en este caso, inducida por la vacuna, mientras que otros equipos que reportaron problemas similares, señalaron:14

“Estos hallazgos plantean la pregunta de si las vacunas antiCOVID de ARNm pueden, al activar el sistema inmunológico innato y la subsiguiente activación no específica de linfocitos autorreactivos, causar enfermedades autoinmunes, como la AIH, o provocar una lesión hepática inducida por medicamentos con características de la AIH.

La causa, si la hay, puede volverse más evidente con el tiempo, sobre todo después de suspender la inmunosupresión. Al igual que con otras enfermedades autoinmunes relacionadas con las vacunas, será difícil diferenciar entre la causa y el factor causal. Pero plantea la pregunta de si estas personas deberían recibir o no la segunda dosis de la vacuna antiCOVID de ARNm”.

Stephanie Seneff, científica investigadora principal del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés), y sus colegas también han destacado la inmunosupresión innata que provocan las antiCOVID-19.15

Las vacunas antiCOVID-19 de ARNm les enseñan a sus células a producir una proteína, o un fragmento de proteína, que provoca una respuesta inmunológica, como producir anticuerpos.16 Sin embargo, debido a que el ARNm natural se descompone muy fácil, significa que la terapia génica experimental necesita un sistema especial de administración para llegar a las células.

Para este propósito, las vacunas utilizan nanopartículas lipídicas que contienen polietilenglicol (PEG).17 El ARNm está envuelto en nanopartículas lipídicas (LNP) que lo transportan a las células, y las LNP están “PEGiladas”, es decir, se unen de forma química a las moléculas de PEG para aumentar la estabilidad.18

Por lo general, si tuviera que inyectar ARN en su cuerpo, las enzimas lo descompondrían de inmediato, pero las vacunas antiCOVID-19 están diseñadas para que eso no suceda. Como tal, “las vacunas de ARNm promueven la síntesis prolongada de la proteína spike del SARS-CoV-2″, escriben Seneff y sus colegas en Food and Chemical Toxicology.19

Explican que, además de ser neurotóxica, la proteína spike afecta los mecanismos de reparación del ADN, mientras que la supresión de las respuestas del interferón tipo I ocasiona un deterioro de la inmunidad innata.20

Las alteraciones de las vacunas antiCOVID podrían ser causa de enfermedades hepáticas
La investigación de Seneff sugiere que las modificaciones genéticas que se introducen por medio de las vacunas antiCOVID-19 podrían provocar que las células inmunológicas liberen grandes cantidades de exosomas. Los exosomas son vesículas extracelulares que contienen proteínas, ADN, ARN y otros constituyentes, y podrían contener ARNm junto con proteína spike. De acuerdo con Seneff y sus colegas:21

“[Presentamos] la evidencia de que la vacuna causa un gran deterioro en la señalización del interferón tipo I, lo que tiene diversas consecuencias adversas. Las células inmunológicas que han absorbido las nanopartículas de la vacuna liberan grandes cantidades de exosomas que contienen proteína spike junto con microARN crítico que provoca una respuesta de señalización en las células receptoras en sitios distantes.

También identificamos posibles alteraciones en el control regulatorio de la síntesis de proteínas y la vigilancia del cáncer. Estas alteraciones tienen un vínculo causal con la enfermedad neurodegenerativa, miocarditis, trombocitopenia inmunológica, parálisis de Bell, la enfermedad hepática, deterioro de la inmunidad adaptativa, tumorigénesis y una mala respuesta al daño del ADN”.

En un ejemplo que se señaló en su estudio, la vacuna parece haber generado un caso de reactivación viral que contribuyó al desarrollo de insuficiencia hepática. Fue el caso de una mujer de 82 años que padecía hepatitis C (VHC) en 2007. Unos días después de recibir una vacuna antiCOVID-19 de Pfizer, “la carga viral del VHC fue mucho mayor” y presentó ictericia. Falleció a causa de una insuficiencia hepática tres semanas después de vacunarse.22

De igual manera, cuando se aplican las vacunas antiCOVID-19, se liberan exosomas que contienen microARN, lo cual podría interferir con la síntesis de IRF9 y esto conduciría a una menor síntesis de sulfátidos en el hígado. Consideran que esta cascada podría representar un “factor posible” en los múltiples reportes de casos en los que ha surgido un daño hepático tras recibir una vacuna antiCOVID-19.23

Llevaron a cabo una revisión de datos del Sistema de Notificación de Reacciones Adversas a las Vacunas (VAERS, por sus siglas en inglés), incluidos los síntomas que “representan problemas hepáticos de gravedad”, e identificaron 731 eventos después de las vacunas antiCOVID-19, lo cual representa más del 97 % de los casos en quienes recibieron todas las vacunas en 2021.24

Asimismo, se deben considerar los documentos de Pfizer que publicó la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos en abril de 2022. Uno de los documentos contiene esta declaración: “la evaluación clínica de laboratorio demostró una disminución transitoria de linfocitos, que se observó en todos los grupos de dosis y edades después de la primera dosis, que se resolvió en el plazo de una semana”.25

En otras palabras, Pfizer sabía que después de la primera semana de aplicar la vacuna, varias personas de diversas edades experimentarían inmunosupresión transitoria o, dicho de otra forma, su sistema inmunológico se debilitaría después de la primera dosis. ¿Esta mayor susceptibilidad a la infección podría ser causa del desarrollo de hepatitis y otros casos de enfermedad hepática después de aplicarse la vacuna? Se deberían realizar investigaciones para saber el veredicto.

 

 

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