En los últimos tiempos los problemas de todo tipo se han agudizado en estos municipios y no se ven soluciones en el horizonte. Una gestión no sólo es mala por ineficiencia sino que puede serlo por ignorancia sobre los nuevos modos de gestionar un municipio. La figura del caudillo lugareño o el cacique ya han sido superadas por figuras como la gobernanza o el municipio relacional. Los problemas de estos municipios son comunes a todos los demás.
POR ERNESTO BISCEGLIA.- El lunes 31 de enero los municipales de los municipios de La Caldera y Vaqueros iniciarán un paro por tiempo indeterminado en reclamo del pago del bono íntegro que otorgó el gobierno provincial. En realidad, el fondo de la cuestión ya no transita por pesos más o menos que quieren pagar estos intendentes a pesar de que el 50% está solventado por el gobernador, Gustavo Sáenz. Tampoco se trata de que sean municipios de tercera categoría sino que el problema son las gestiones que son de cuarta.
¿Por qué gestiones de cuarta? Porque son obsoletas a la hora de poner en práctica políticas públicas. Porque llevan años manejando la cosa pública municipal al estilo “con la boca y un dedo se hace un potrero” y no se informan de los cambios estructurales que ocurren en el mundo y el modo en que éstos impactan en la vida de las comunidades.
La gestión en cabeza de un intendente y un séquito de amigos ya no existe en ningún lugar desarrollado. Menos todavía la pretensión de tener siempre la razón porque los cambios son tan vertiginosos que lo que un individuo piensa hoy mañana quizás ya no exista. Es momento de abrir las gestiones a una asociación con los actores vecinales, porque todos tienen algo valioso que decir.
Las recientes y copiosas lluvias han expuesto la inexistencia de una planificación territorial adecuada y de anticipación por eso permitieron que se construya en sitios insólitos con el consiguiente impacto ambiental que nadie supo medir, ahora los cerros se desmoronan y los ríos se desbordan por falta de forestación planificada. La inseguridad crece de manera galopante y las reuniones con ministros para la foto no solucionan nada. De hecho, en una de esas puestas en escena con el ministro de seguridad a la mesa le robaban a un vecino a pocos metros del cónclave. Los congestionamientos vehiculares de verano son un caos porque los controles son espasmódicos y sin ocurrencia de inteligencia. Tampoco hay un interés en la educación vecinal sobre normas de convivencia y la idea de descentralizar y ceder espacios de participación a estos intendentes les suena como amenaza de golpe de estado.
El turismo receptivo no tiene existencia, así como tampoco otras experiencias modernas relativas a esta actividad. El cambio de paradigma global obliga a todos, desde el intendente hasta los vecinos a pensar en qué municipio se quiere para los próximos diez años. Porque el cambio que ha comenzado es arrollador y vertiginoso. El que no cambia será pasado por encima. De hecho, ya está ocurriendo.
¿Cómo se entiende que un Departamento como La Caldera, proveedor de agua, tenga todavía problemas de abastecimiento para los vecinos? Esto revela lo dicho, ausencia de planificación territorial y gestión política. Corren a fotografiarse con las autoridades en la inauguración de una Planta que todavía no funciona o distribuyen fotos alrededor de un mapa con un puente que nadie sabe cuándo se hará. Estas prácticas también constituyen parte del pasado porque ya no son creíbles.
La Caldera es un caso testigo de una gestión caracterizada por los conflictos gremiales y los incumplimientos irracionales de un intendente que supera al totalitarismo de Luis XIV que proclamaba “El Estado soy yo”. No es así, hoy el Estado son todos los vecinos.
En Vaqueros se cuida la “gobernabilidad”, un concepto superado hace largo tiempo por el de gobernanza y el de municipio relacional, mientras todo sigue manejándose según la discrecionalidad de un grupete de iluminados en lugar de contar con un buen grupo de asesores técnicos.
En la nueva concepción del municipio, la gestión debe ser participada con vecinos que sean profesionales y otros calificados por su experiencia. Los centros vecinales ya no pueden continuar siendo centros de reparto de bolsones sino unidades activas de pensamiento vecinal. Todos los vecinos, hasta el más humilde, tiene algo valioso que aportar.
Notas como la presente serán tomadas como un ataque a la gestión sin pensar que en realidad son un consejo para que abran la mente, lean y se instruyan, y si no quieren hacerlo por lo menos reflexionen porqué razón cada día les resulta más difícil gobernar. Y de seguir así, podemos anticipar que será todavía peor.
La descentralización que practicó el ex gobernador, Juan Manuel Urtubey, fue una estrategia exitosa para manejar a los intendentes que pensaron que en la libertad de manejar fondos estaba la gloria cuando la realidad está demostrando que buscaba convertirlos en títeres de su propio provecho. Caso contrario, el Foro de Intendentes sería una institución poderosa en términos políticos y hasta la fecha no han podido proponer ni siquiera un diputado provincial, mucho menos nacional y ni qué pensar de un ministro. Esto denuncia la debilidad política de los intendentes.
Podrán mañana arreglar los tres o cuatro mil pesos de diferencia del pago del bono que reclaman los municipales, pero será una curita puesta de urgencia frente a la gravedad del problema municipal en sí que ya es terminal.
Porque esta forma de gestionar municipios ya está acabada.-
