Creo en hombres sensibles y gentiles
En los hombres místicos que creen en sí mismos.
En hombres que buscan la templanza y la paz dentro de ellos.
En hombres poetas, soñadores, magos, escritores, alquimistas, artistas, profesores y ángeles.
En hombres que les gusta bailar y cantar y hacer de la vida una celebración.
Hombres que abrazan a su niño interior herido, escuchan y abrazan la verdad y que quieren sanar y ayudar a los demás a sanarse.
En hombres que se niegan a ser esclavos de su propia herida y que, a pesar del dolor, la limpian y la sanan pacientemente, con amor y coraje.
En hombres que vienen de las estrellas y recuerdan el poder de sus alas, el poder de sus manos y el poder de sus corazones.
En hombres que conocen la intuición y la usan como su brújula, y comparten la libertad porque son libres y no conocen otra manera de vivir.
Creo en los hombres protectores de la energía femenina, que saben leer la mirada de su amada y que no quieren cambiarla, simplemente acompañarla sabiamente en su vuelo.
Creo en hombres completos que no necesitan nada fuera porque ya saben que todo está dentro.
En hombres que hacen fuego cuando tienen frío, que se refugian en el agua cuando tienen sed. En hombres con ojos sinceros que se ven a sí mismos y es por eso que aman y respetan a todas las criaturas que existen en la Tierra.
Creo en los hombres, perfectamente imperfectos, porque es en esa imperfección también encuentran su belleza.
Hombres sensibles que saben cómo recibir y dar amor en equilibrio, que escuchan y que también hablan, los que viven y los que dejan vivir y que viven la sexualidad como sagrada, porque saben que es un regalo maravilloso.
Hombres con sentires claros, que son accesibles.
Que andan descalzos y hablan con las plantas.
En los hombres tiernos y salvajes al mismo tiempo.
En el hombre sagrado y en toda la divinidad que tienen.
Autor desconocido