Internacional – Guerras de ayer y futuras….

Debido al invento de la ametralladora, la Primera Guerra Mundial fue una lucha de trincheras, estática. Durante 4 años, los soldados, en sus barrosos pozos, morían de a miles para ganar o perder unos pocos metros.
Al terminar, los generales franceses decidieron que la próxima guerra los encontraría mas preparados. El General Marginot construyó una enorme trinchera, de 6 pisos de profundidad, con habitaciones, cines, trenes subterráneos, cocinas y bibliotecas. Y se sentó a esperar la guerra.
Pero la nueva guerra fue muy diferente, los tanques y aviones permitían que un día se ganaran o perdieran 60 kilómetros. A los alemanes les llevó 4 horas cruzar la Línea Marginot.
Desde entonces los paises ya no pensaron en como ganar las guerras pasadas, sino las futuras. El Pentágono contrató a escritores de ciencia ficción, como Paul Linnebarger para que imaginen aquello que sus conservadores generales no podían ni soñar.
En 1986 un grupo de intelectuales, expertos en guerra psicológica y profesores, la mayoría proveniente de escuelas y universidades jesuitas, entregó su informe final.
En la próxima guerra, dice el informe, no se dispararán balas, sino escenarios.
Se crea un escenario ficticio, “virtual” lo llama el informe, puede ser una epidemia, una falla de computadoras, un meteorito.
Usando los medios de comunicación se repiten una y otra vez, sin parar, una serie de mensajes simples, hasta derrumbar las defensas psicológicas de la población. Estos mensajes son preparados por expertos en guerra psicológica, Psi Ops en la jerga militar.
La mejor definición de lo que hace Psi Ops la dio la Tnte. Elizabeth Campbell: Jugamos con la mente de la gente.
Para derrumbar las defensas de la población se la debe aislar, interrumpir sus vínculos, sus reuniones, lograr que no hablen, evitar el contacto físico, los viajes y generar sospecha.
Está demostrado que la gente no piensa en porcentajes, o en forma racional, sino emocionalmente. Basta unas fotos trucadas de cadáveres y noticias falsas de “hospitales colapsados” sic, para generar pánico.
Según los estudios del Profesor Milgram, de Yale, el 90% obedece sin cuestionar cualquier orden, aunque vaya contra sus principios, si emana de una “autoridad” (en el estudio era una persona disfrazada con guardapolvo blanco y estetoscopio).
Hay un 10% que no se deja embaucar, a ellos se los debe ridiculizar (llamarlos terraplanistas, paranoicos) y juzgar moralmente (egoístas). Al avanzar el plan, se deben crear campos de internación, donde el 10% disidente, debe ser encerrado y eventualmente eliminado.
La Dictadura Sanitarista Mexicana de 1920 demostró que la virtualidad de la epidemia permite decir que los opositores y disidentes están “enfermos” e internarlos.
También puede usarse para obligar a la gente a cubrirse el rostro, lo cual los enferma y despersonaliza, aumentando su sumisión (tal como las mujeres del harén o los esclavos llamados Negro Bozal en el Rio de la Plata y Iron Face en Jamaica).
El peligro para el plan es que más del 10% se de cuenta del engaño antes de tener su psiquis destruida, y la desobediencia gane momentum. Para evitarlo se debe mantener dividida a la sociedad, enfrentar a pobres contra clase media acomodada; y a viejos contra jóvenes

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