Este miércoles 14 de febrero se celebra, como cada año, el día de los enamorados, esta festividad típicamente occidental es muy popular en Argentina, pero lo que no es tan conocido es su origen.
La historia se remonta a la Europa Germánica, incluido el actual Reino Unido. De allí pasó a los Estados Unidos y se ha extendido actualmente a países como China y Japón, entre otros.
En el Siglo III, en plena caída del Imperio Romano, un joven cristiano, llamado Valentino, unía en matrimonio parejas de enamorados, según contó el poeta José Narosky en la agencia Noticias Argentinas.
Se vio obligado a llevar estas uniones a escondidas, bajo el estricto ritual de la Iglesia, ya que lo consideraban como una secta prohibida. Al ser descubierto, fue condenado a muerte por el emperador Claudio Segundo.
Valentín había nacido en Roma un 14 de febrero -por este motivo se festeja ese día- y dedicó su vida a difundir el incipiente cristianismo.
En una época, en que la atracción de la pareja humana era para muchos un pecado, este apóstol del amor la consideraba el más hermoso de los milagros y que si la pasión era auténtica, el amor era siempre legítimo.
“Lograba la curiosa alquimia de transformar el instinto en un poema. En definitiva esta festividad, nos hace pensar que Dios inventó el amor, para compensar la muerte”, comentó Narosky.
Si bien el sentimiento es idéntico en todos los países, no lo es en su exteriorización. Por ejemplo, en Japón, el 14 de febrero, al que denominan festival de la Tanabata, las mujeres –novias o esposas- acostumbran a regalar bombones a sus hombres.
Por su parte, los chinos tienen el “Qi Qiao Sie” (día del doble siete). Y para los judíos su “Día de los Enamorados” se llama “Tu be Av” y coincide con el comienzo de la primavera en agosto.