En su homilía, hizo referencia a la inseguridad y el “sicariato” que azota en la región.
El Papa Francisco aterrizó hoy por la mañana en Trujillo, una ciudad pesquera 560 kilómetros al norte de Lima, para celebrar una misa en la playa de Huanchaco. Ante miles de seguidores que lo esperaban en la orilla, el pontífice condenó la inseguridad, la violencia organizada y el “sicariato” que tanto azota en esa región. En especial, después de quedar devastada por la tormenta El Niño el año pasado.
En su visita por el barrio “Buenos Aires”, uno de los más afectados por el temporal, Jorge Bergoglio consoló a la comunidad y les aseguró que pueden “superar todas las tormentas de la vida“.
Durante la misa, Francisco comentó que los peruanos han mostrado que los problemas más grandes pueden ser enfrentados cuando la comunidad se reúne “para ayudarse unos a otros como verdaderos hermanos y hermanas”.
Una escena muy común en esta región es la extorsión. Los conductores de micros no abonan sus servicios a tiempo, después encuentran sus vehículos incendiados. La violencia es tan prevalente que el destacado autor local Mario Vargas Llosa escribió sobre ella en una de sus novelas más recientes, “El Héroe Discreto“. La historia está inspirada en un empresario de Trujillo que se negó a pagar.
Con este contexto, el Papa se encuentra ante una población frustrada, que lo estaba esperando para acelerar el ritmo de la reconstrucción de la zona destruida.
Francisco fue el segundo pontífice en visitar esta ciudad costera, que es víctima constante de fenómenos naturales arrolladores. Juan Pablo II estuvo en Trujillo en 1985 durante una década en la que Perú se vio afectado además por la hiperinflación y la violencia política.