La guerra en Río de Janeiro recrudeció este año, señaló un informe publicado este miércoles, según el cual la policía mató a 712 personas, gran parte de ellas en las favelas donde se libran choques con el narcotráfico.
El número de civiles muertos a manos de la Policía Militarizada de Río, entre enero y agosto, fue un 30% más alto que el registrado en igual período de 2016, de acuerdo con el Instituto de Seguridad Pública.
El aumento de la violencia policial se explica en el retorno de un estado de virtual guerra abierta en las favelas debido a la crisis del sistema de seguridad carioca, señaló la investigadora Lia de Mattos Rocha.
Buena parte de los muertos no pertenecen a las filas del narcotráfico sino que son víctimas de “balas perdidas” en los tiroteos, explicó la agencia de noticias ANSA.
Junto al aumento de los civiles también hubo una suba de las víctimas dentro de las fuerzas de seguridad ya que 105 policías fueron asesinados en lo que va del año.
En ese clima de confrontación cotidiana ayer hubo choques armados en la favela Ciudad de Dios, zona oeste, y continuaba la tensión en Rocinha, zona sur, que la semana pasada fue ocupada por el Ejército.
El despliegue militar a Rocinha fue ordenado por el presidente Michel Temer ante la incapacidad de la policía para controlar los “combates” entre facciones de traficantes.
Este año se caracterizó por una serie de crisis que comenzaron con la “huelga blanca” de la Policía Civil, de investigaciones, durante la fiesta de Año Nuevo que reunió cerca de 2 millones de personas en las playas.
Paralelamente se observó una crisis de las Unidades de Pacificación Policial (UPP) establecidas en cerca de 40 favelas para erradicar a los narcos, señaló Mattos Rocha, del Laboratorio de Análisis de la Violencia de la Universidad del Estado de Río de Janeiro. La corrupción, la violencia policial contra los vecinos y la falta de presupuesto hicieron “fracasar” a las UPPs, según un trabajo de la Universidad del Estado de Río de Janeiro.