En la Sala VII del Tribunal de Juicio estuvieron presentes ayer profesionales del Cuerpo de Investigaciones Fiscales (CIF). Cada vez que se producen este tipo de intervenciones en un juicio el lugar es despejado para preservar escenas en las que se expone el horror desatado en un hecho, en esta oportunidad el cruento homicidio ocurrido el 27 de enero de 2017 en la casa ubicada en el barrio San Nicolás de Vaqueros, donde asesinaron a su dueña, Jimena Salas (44).
Pasaron por el Salón de Grandes Juicios Dr. MIGUEL RAGONEel médico legal del CIF, Daniel Chirife, quien expuso los resultados de la autopsia en el cuerpo de Jimena Salas, entre otros aspectos. El licenciado en Criminalística José Antonio Carrizo describió e hizo mención a la escena del crimen, y la bioquímica del Servicio de Biología Molecular Forense Alejandra Guinudinik expuso distintos informes acerca de los elementos biológicos insertos en la escena del crimen.
Puede suponerse que la de ayer se trató de una jornada dirigida a los autores materiales del atroz homicidio de la vecina de Vaqueros, sin embargo hace más de cuatro años que no se sabe quién mató a Jimena Salas. A pesar de esto último, lo expuesto acerca del cadáver y la escena donde se desató el salvaje ataque es paso necesario, dado que hay dos imputados: Sergio Vargas, como partícipe secundario, y Nicolás Cajal Gauffin, viudo de la víctima, acusado de encubrimiento agravado.
Lo expuesto por los profesionales del CIF ayer hace suponer que los investigadores saben qué es lo que pasó en la casa de Jimena Salas y cómo ocurrieron los hechos. En su alocución el médico Chirife habló de unas 54 lesiones en el cuerpo de la víctima, muchas superficiales, en un contexto de ataque/defensa, la víctima habría opuesto una dura resistencia. También la presencia de dos armas blancas, a través de las características de las heridas y la dinámica del ataque pudo inferir por lo menos la presencia de dos personas.
En el momento de exhibir las imágenes del interior de la casa, plagado de sangre por todas partes, el tribunal colegiado conformado por Francisco Mascarello, Federico Diez y Federico A. Dohorman (interino), pudo observar que además de la víctima también resultaron heridos los atacantes, quienes dejaron rastros evidentes en cuanto a su desplazamiento en el interior de la casa.
Luego de asesinar a la mujer uno de los homicidas llevó a las niñas, mellizas de tres años en ese momento, y las encerró en el baño de la casa. Luego se dirigió hasta la habitación principal matrimonial, abrió un placar, agarró un maletín desde donde sacó elementos -divisas o estupefacientes- que el imputado y dueño de casa, Nicolás Cajal, sostiene que no existen. Cuestionó la existencia de pruebas en el maletín, que se expondrá en el debate con el correr de las audiencias.
Un auto negro
Son cerca de 100 testigos, muchos de ellos vecinos del barrio San Nicolás en la localidad de Vaqueros, quienes seguirán pasando por la Sala VII del Poder Judicial de esta capital. Ayer tres vecinas comparecieron ante los magistrados, coincidieron en ver cerca de la casa de la víctima un auto negro con vidrios polarizados.
Las vecinas también señalaron que el imputado Vargas pasó ofreciendo sandalias y preguntando por una mujer con dos hijas. Frente a la presión de tener que sentarse entre las partes en un recinto judicial, la última testigo rompió en llantos y uno de los jueces trató de calmarla.
El juicio seguirá hoy desde las 8, quinta jornada, con la presencia de ocho testigos más. Está previsto que se extenderá hasta el 21 del corriente mes.