La campaña nacional “Más luces menos ruido” busca concientizar para que en los festejos predominen los fuegos artificiales en lugar de los dispositivos sonoros. Cómo lo que para algunos es una manera de celebrar potencia la sensibilidad a los sonidos de otros.
Reunión familiar. Un niño con uno de los tantos trastornos del espectro autista se tapa los oídos y se pone a llorar al momento de cantar el “feliz cumpleaños”. La escena podría repetirse en un acto escolar mientras suena el himno nacional en los parlantes, o bien en un shopping o centro comercial donde el bullicio es permanente.
Las escenas se replican en cada familia con un integrante con esta condición y se multiplica por mil durante los festejos de Navidad y Año Nuevo, cuando la pirotecnia se vuelve protagonista en muchos hogares.
“La pirotecnia afecta especialmente a los niños con condición del espectro autista, que tienen una hipersensibilidad a los sonidos en general. Esto tiene que ver con unas conexiones entre la amígdala y la corteza cerebral que están disfuncionadas y esto hace que frente a mínimas cuestiones sonoras, estos niños las perciban y reaccionen”.
Por tal motivo varias ciudades entre ellas, San José de Metán, se suman a ésta campaña para concientizar a la comunidad e informar cuáles son las consecuencias que provoca el uso de la pirotecnia.