A estas alturas, es probable que haya escuchado a los líderes mundiales hablar sobre “El Gran Reinicio”, “la Cuarta Revolución Industrial” y el llamado a “Una Mejor Reconstrucción”. Un ejemplo entre muchos es este discurso de Matt Hancock, el ministro británico de Cultura, Medios de Comunicación y Deporte, llevado a cabo durante una reunión del Grupo Parlamentario de Todos los Partidos sobre la Cuarta Revolución Industrial en 2017:
“Una de las funciones del Parlamento es predecir y abordar los grandes desafíos de nuestro tiempo. La naturaleza de las tecnologías es diferente que antes. En el pasado, considerábamos el consumo como algo excepcional y en la inversión de capital como una adición.
Sin embargo, si colocamos los recursos en las redes que conectan a la mitad del mundo, o a la IA, los efectos son exponenciales. Me gusta hablar sobre esto junto a tantos colegas que realmente lo entienden, y junto al profesor Klaus Schwab quien ‘escribió un libro ‘sobre la cuarta revolución industrial.
¿Qué es ‘El Gran Reinicio’?
El 16 de octubre de 2020, el periodista James Corbett desglosó en el sitio web The Corbett Reportel nuevo contrato social planeado para el mundo, también conocido como “El Gran Reinicio o Reseteo“.
El Gran Reinicio no solo busca crear una identificación electrónica relacionada a las cuentas bancarias y registros de salud de cada persona, sino también una identificación de “crédito social” que dictará cada faceta de sus vidas.
Aunque la pandemia de COVID-19 se utiliza para justificar El Gran Reinicio, su propósito no está relacionado con la salud, sino con un plan a largo plazo para monitorear y controlar el mundo a través de la vigilancia digital. Es decir, el mundo se restablecerá para depender de la tecnocracia digital dirigida por elitistas autoproclamados.
Es una toma de poder muy grande, e involucra la reestructuración de las clases sociales para desmantelar la democracia, borrar las fronteras nacionales y gobernar a las comunidades a distancia por parte de un grupo de líderes autoproclamados. Lo que en el pasado se conocía como el “Nuevo Orden Mundial” ahora se conoce como “El Gran Reinicio”.
Este Gran Reinicio busca crear una identificación electrónica relacionada a las cuentas bancarias y registros de salud de cada persona, así como una identificación de crédito que dictará cada faceta de sus vidas. Esta no es una teoría de conspiración, es la realidad. Está sucediendo ahora. Y necesita saber cómo combatirlo antes de que sea demasiado tarde.
En última instancia, es una agenda tecnocrática que busca integrar a la humanidad en un sistema de vigilancia supervisado por inteligencia artificial. Resulta paradójico que, aunque el plan es marcar el comienzo de una distopía impulsada por la tecnología sin control democrático, se supone que este plan es una manera de regresar la armonía con la naturaleza.
Guía para “El Gran Reinicio”
De acuerdo con el Foro Económico Mundial, el Gran Reinicio “abordará la necesidad de un futuro más justo, sustentable y resiliente, así como un nuevo contrato social enfocado en la dignidad humana, la justicia social y donde el progreso no se vea opacado por el desarrollo económico”.
Qué es el Foro Económico Mundial Es una organización internacional para la cooperación público-privada que “involucra a los líderes políticos, empresariales, culturales y de la sociedad para establecer las agendas globales, regionales e industriales”.
1.El Gran Reinicio NO está relacionado con el virus, la pandemia ni cualquier otra cosa relacionada con la salud pública.
2.El Gran Reinicio es una agenda que se ha estado gestando durante años. La pandemia solo se está utilizando para cubrir una agenda elitista y globalista que se ha planeado durante décadas.
3.El gran reinicio NO es el fin de la globalización. Por el contrario, es una globalización acelerada. Como señaló Schwab en el libro de políticas COVID-19: The Great Reset, coescrito con Thierry Malleret y citado en el informe de Corbett:
“Si ninguna potencia puede imponer el orden, nuestro mundo sufrirá una ‘falta de orden global’. A menos que las naciones y las organizaciones internacionales puedan encontrar soluciones para colaborar mejor a nivel global, corremos el riesgo de entrar en una ‘era de la entropía’ en la que la fragmentación, la ira y el provincianismo definirán cada vez más nuestro panorama, al hacerlo menos inteligible y más desordenado”.
Es decir, no hay lugar para el orden social que surge de manera espontánea y cuando las personas pueden interactuar de manera libre. En cambio, debe haber “un poder” para hacer cumplir el orden social-ambiental-económico-geopolítico que se desea.
4.Este proceso no está destinado a terminar. El fin de la pandemia no acabará con esta agenda totalitarista y de esclavitud digital. El plan no es “restablecer” el mundo a un estado que nos permitirá comenzar de nuevo con un medio ambiente más limpio y mejores estructuras sociales. El plan es eludir la democracia y establecer el totalitarismo global en manos de unos pocos.
La cura que es peor que la enfermedad
Ahora también estamos viendo informes de que “el exceso de muertes inexplicables en casa” está superando las muertes por COVID-19 en casi un 900 %, quizás porque las personas con enfermedades crónicas evitan la atención médica. Por desgracia, los médicos y los científicos continúan confundidos cuando se trata del camino más sano a seguir.
Como se señaló en un artículo del 6 de octubre de 2020 en The Conversation, aún se desconoce si la cura del coronavirus es peor que la enfermedad, ya que docenas de médicos que tienen diferentes opiniones.
Una historia reciente del sitio web Kaiser HealthNews también destaca el impacto del “estrés pandémico” en la salud pública, ya que cada vez más personas informan problemas que abarcan desde insomnio y dolores de cabeza insoportables hasta pérdida de cabello y daños en los dientes:
“A lo largo de la pandemia, las personas que nunca habían tenido el coronavirus han informado una serie de síntomas no relacionados: dolores de cabeza insoportables, pérdida de cabello, malestar estomacal durante semanas, brotes repentinos de herpes y brotes de trastornos autoinmunes.
Los síntomas dispares, a menudo en personas sanas, han desconcertado a los médicos y pacientes, lo que en ocasiones ha resultado en una serie de consultas a especialistas con pocas respuestas. El estrés crónico es una similitud entre muchas de estas afecciones, una que lleva meses en gestarse.
Aunque las personas a menudo subestiman la influencia de la mente en el cuerpo, algunas investigaciones demuestran que los altos niveles de estrés durante un tiempo prolongado pueden alterar la función física y afectar a casi todos los sistemas de órganos.
Ahora, al menos ocho meses después de la pandemia, junto con un ciclo electoral polémico y disturbios raciales, esos efectos se están manifestando en una variedad de síntomas. “Están surgiendo las consecuencias de salud mental de COVID”, explicó la Dra. Jennifer Love, psiquiatra de California”.
El fraude del coronavirus
Una red internacional de expertos legales y profesionales de la salud se está preparando para iniciar la demanda colectiva más grande de la historia, contra todos los responsables de las medidas globales, desde los responsables políticos locales hasta la Organización Mundial de la Salud.
De acuerdo con los cuatro abogados que fundaron el Corona Extra-Parliamentary Inquiry Committee en Alemania, que lidera el caso de responsabilidad civil, la pandemia de COVID-19 es “quizás el mayor crimen contra la humanidad jamás cometido”. Las medidas pandémicas estaban destinadas a difundir el miedo para permitir una transferencia masiva de riqueza, y se han utilizado pruebas fraudulentas para mantener el engaño.
En realidad, las estadísticas de mortalidad revelan que el COVID-19 no ha provocado tantas muertes como la norma anual, explica la acción propuesta, y no hay evidencia de que el confinamiento y las medidas económicas hayan generado resultados favorables.
Aunque el Corona Extra-Parliamentary InquiryCommittee no se ha referido a la pandemia como un medio para una revolución tecnocrática, destaca que se ha utilizado de manera fraudulenta como un medio para transferir la riqueza y eliminar los derechos humanos básicos.
