El submarino ARA San Juan tenía la orden de hacer inteligencia sobre objetivos británicos. El dato, desconocido hasta ayer, surge de documentos confidenciales que fueron publicados por Infobae. La difusión de la misión secreta que tenía el sumergible argentino en la navegación de la que no regresó generó un fuerte cimbronazo entre en la Armada, el Gobierno y los familiares de los tripulantes.
No es “una versión”. Los documentos que están incorporados a la causa que instruye la jueza federal de Caleta Olivia, Marta Yáñez, no dejan lugar a distintas interpretaciones, como se quiso instalar en las últimas horas desde el Gobierno. Tampoco a opiniones: las órdenes de las Fuerzas Armadas no se interpretan, se cumplen.
Al capitán de Fragata Pedro Martín Fernández le ordenaron expresamente que espiara a barcos y aviones británicos. No fue una “operación de rutina” sobre supuestos avistajes de buques extranjeros. La explicación es sencilla. La “ordenanza” de la Prefectura Naval Argentina 2/80 establece la obligatoriedad de cumplir con el Sistema de Avistaje en el Mar (SIAMAR) que a través de la disposición 099 P/979 prevé la identificación de los buques en tiempo de paz. Esto es permanente y de carácter obligatorio. Es una norma que debe cumplirse siempre y abarca incluso a la marina mercante.
Según la “Orden de Operaciones del Comando de la Fuerza de Submarinos”, que por entonces estaba a cargo del capitán de navío Claudio Javier Villamide, bajo la numeración 04/17″, fechada el 24 de octubre de 2017, el ARA San Juan debía “obtener reconocimiento preciso” y “obtener localización, identificación, registro fotográfico/fílmico” sobre “AERONAVES RAF 130 Y AERONAVES DE GOBERNACIÓN MALVINAS” (estas son aeronaves de guerra y de logística de la Real Fuerza Aérea). La instrucción alcanzaba a varios buques ingleses, entre ellos el “BP CFL HUNTER”, el “HMS CLYDE” Y el “FPV PROTEGAT”.
Sin secreto de Estado. Voceros de la Armada y de la propia Casa Rosada cuestionaron la publicación de información secreta. La sentencia reabre una vieja disputa a la que se enfrentan los medios de comunicación cada vez que manejan información sensible: libertad de expresión vs. el poder del Estado.
Esposa de un tripulante: “Mi marido me dijo que un submarino inglés los siguió”
“Lo decía porque lo sabía y confío en la palabra de mi esposo. Muchas mujeres pensamos igual porque sus esposos se lo dijeron. Confiemos en esas palabras. Antes de desembarcar de esa navegación, el comandante y el segundo le dijeron a la tripulación que no comenten que fueron seguidos”, agregó Mereles.
Además, la esposa de Alfaro, que se desempeñaba como ayudante de cocina, comentó otros inconvenientes que vivieron los tripulantes en viajes anteriores como “irse a pique tres horas” y “quedarse sin luz”.
Fuente: Infobae/Diario Registrado
