Somos partícipes de un fenómeno viral extraño a nivel planetario, del cual no tenemos antecedentes, cómo vino, cómo se va, cómo sobrevivir.
Sabemos poco y nada. Lo que sí sabemos es que se extiende rápidamente, nosotros- los seres humanos- lo llevamos de un lado a otro y se multiplica en escala geométrica.
La experiencia pone en evidencia la necesidad de los lazos sociales, con individualismo quedamos enredados. Lo grupal, lo socializado, lo cooperativo, las políticas públicas de salud, de vivienda, de educación y medio ambiente, todos los recursos hacen falta.
La pandemia de COVID-19, declarada por la OMS el pasado 11 de marzo, está suponiendo un reto de Salud Pública de envergadura extraordinaria. El impacto alcanza ya a casi todos los países del mundo.
En referencia a esta situación, un médico italiano, dio a conocer en un gráfico las repercusiones de la pandemia en la salud:
1° curva: Mortalidad y morbilidad inmediata causa por el COVID-19
2° curva: Impacto de la limitación de recursos en urgencias que no son de COVID-19
3° curva: Impacto por la interrupción en el siguiente de enfermedades crónicas
4° curva: Perjuicio socio-económico – Desigualdad – Daños psicológicos – Agotamiento
A modo de cierre de esta nota, la experiencia inédita que estamos viviendo por ahora, tiene la particularidad de lo contingente. Aún no se deja universalizar, ni estandarizar, ni programar. Muchas voces intentan explicar lo inexplicable, argumentos tranquilizadores que operan como falso-verdadero.
