La Universidad más importante de la provincia no se encuentra aislada de un complejo contexto de crisis sociosanitaria y económica global. Muchas y muchos estudiantes son también trabajadores precarizados y en este tiempo han tenido que sufrir despidos, suspensiones, recortes en su salario. O laburaban de manera independiente y hace semanas que no pueden ganar su sustento.
La gestión del rector Victor Claros dictaminó que, según lo decida cada facultad, se reconozca la efectividad de las actividades con modalidad virtual de forma evaluativa. El rechazo de las y los estudiantes ya se expresa en redes.
Se dio a conocer la resolución 0361-2020 dictaminada por el rector Victor Claros que especifica “según las decisiones adoptadas en cada unidad académica, reconocer la validez de las actividades con modalidad virtual desarrolladas durante todo el período en que se mantenga vigente la suspensión de las actividades presenciales en esta Universidad”.
A esto se le suma las dificultades para acceder a la modalidad de las clases virtuales, lo cual tiene que ver, además, con condiciones estructurales. En la provincia sólo 4 de cada 10 familias tiene acceso a Internet y en el aglomerado Salta (Capital y alrededores) sólo 4 de cada 10 hogares cuentan con una computadora. ¿Cuántos estudiantes son del interior?
Claros apela al “derecho a la educación” para llevar adelante estas medidas. Mientras atravesamos una crisis sanitaria, económica y social, que cada día degrada más las condiciones de vida de millones, el rectorado resuelve excluir del derecho a la educacción pública a muchos compañeros y campañeras que no tienen acceso a la conectividad teniendo en cuenta que en la provincia solo el 40% de los hogares acceden a Internet.
El repudio contra esta medida arbitraria y antidemocrática no se hizo esperar. En grupos de whatsapp, estudiantes de distintas carreras se expresaron rechazando dicha resolución y ya se plantea la necesidad de reuniones virtuales de les estudiantes. Ese es el camino para enfrentar este tipo de disposiciones, tomadas entre cuatro paredes, por las autoridades universitarias que viven llenas de privilegio.
