El primer mes del Presidente resultó vertiginoso. Los mercados y también el FMI festejaron los esfuerzos por equilibrar las cuentas públicas. Pero el regreso al crecimiento aún luce muy lejano.
Lo que está claro es que el nuevo Presidente llegó sin ánimo de perder un solo minuto para tomar las primeras medidas en un contexto de emergencía. La “megaley” de Solidaridad Fiscal sentó las bases para lo que es arranque del 2020.Esa reestructuración, que en Casa Rosada aseguran que podría concluir en marzo, marcará dónde está parado el nuevo gobierno. Si se hace en forma exitosa y es aceptada por una cantidad sustancial de bonistas (alrededor del 90%), las chances de ir hacia una recuperación de la economía más sostenible crecen de manera considerable.
Las críticas pasan por el escaso esfuerzo por bajar el gasto público, por ejemplo a través de un achicamiento del tamaño del Estado. El mayor esfuerzo para reducir el gasto pasó por la suspensión de la fórmula de movilidad jubillatoria, que hubiera significado un importante aumento de haberes para el sector pero a la vez un gran esfuerzo para las arcas públicas.
Como no alcanza con estas medidas por el lado de los ingresos, el Gobierno también avanzó con algunas decisiones casi calcadas de los anteriores gobiernos kirchneristas.
Al mismo tiempo se hizo todavía más restrictivo el acceso al dólar, a través de un duro control de cambios. Nadie espera en el futuro inmediato que esas trabas sean suavizadas y mucho menos removidas.
La renegociación de la deuda aparece como el objetivo inmediato más relevante, pero al mismo tiempo habrá que recuperar la confianza de los inversores y trabajar duro para consolidar la seguridad jurídica.
Fuente: Infobae