El gobierno y la oposición deben dejar de lado las diferencias que los separan, bajar el tono del debate y evitar las descalificaciones para buscar diálogo y consensos con patriotismo y generosidad.
Acabar con el flagelo de la inflación es posible: en 1977 España lo logró a través de la firma de los Pactos de la Moncloa. Habían tres problemas: “una persistente y aguda tasa de inflación”, un desarrollo insatisfactorio de la producción y un fuerte desequilibrio de la balanza comercial. Para ello, el “Programa de Saneamiento” incluyó control del gasto público, límite al endeudamiento y reducción de la emisión monetaria. Gracias al consenso político se generó confianza, la clave para aumentar los salarios en base a un objetivo de inflación ”a la baja” fijado por el Banco Central Europeo.