Apenas pasado el mediodía, el centro de la ciudad de Salta comenzó a vivir el tiempo cúlmine del Milagro. En la plaza se encontraron quienes querían estar lo más cerca posible del Señor y la Virgen del Milagro, mientras que el resto del macrocentro comenzó a cambiar con los cortes de calle y a cubrirse de caminantes que cargaban a sus pequeños vestidos de ángeles.
En los barrios, las paradas de los colectivos se colmaron de pasajeros, que esperaban llegar a tiempo para seguir a las imágenes en su tradicional recorrido.
La plaza 9 de Julio se cercó y se desplegaron efectivos de la Policía de la Provincia sobre las calles linderas a la Catedral. A través de las pantallas ubicadas en los laterales de la nave central del templo, se podía ver cómo la plaza se llenaba de creyentes.
La gente comenzó a rezar el rosario comenzó antes de la salida de la Cruz Primitiva, a las 15,15. Emocionados, los fieles participaron de esta tradicional ceremonia, mientras que aquellos que no pudieron llegar hasta el templo tuvieron la posibilidad de vivir la transmisión en vivo.
De acuerdo al cronograma previsto, la imagen de la Virgen del Milagro salió de la Catedral y recibió el saludo de miles de pañuelos blancos en la plaza, a las 15,45. Fueron los Guardianes de la Virgen los encargados de cargarla sobre sus hombros, como se hace habitualmente, y colocarla sobre el sistema de grúa que permite trasladarla hasta el monumento 20 de Febrero.
La imagen estuvo rodeada de una veintena de mujeres católicas de distintas congregaciones. El intendente Gustavo Sáenz, junto a una comitiva de funcionarios municipales, participó de lo que se denomina “guardia de honor” a la Virgen, que avanzó por Zuviría hasta Belgrano seguida por cientos de creyentes que llevaban las réplicas de la imagen, mientras seguían rezando el rosario.
A las 16,30, la plaza ya se mostraba multicolor por los paraguas que protegían del sol a los devotos. Pero de nuevo se tiñó de blanco cuando los fieles saludaron con sus pañuelos la salida del templo del Señor del Milago. Los ojos de los peregrinos se cargaron de lágrimas, mientras los miembros del coro entonaban el himno acompañados por la Banda de Música de la Policía.
Sobre la calle España, la custodia oficial de la imagen avanzaba junto al arzobispo Mario Cargnello y Gabriel Barba, obispo de la Laferrére. Atrás del Cristo se ubicaron el gobernador, su esposa e hija.
Antes de formular el Pacto al Señor y la Virgen del Milagro, el arzobispo de Salta, Mario Cargnello solicitó “pidamos perdón como remedio capaz de traer vida nueva”. “Los cristianos tenemos hoy una misión de particular fuerza en nuestra Patria que espera nuestro respeto a aquella ley que el Martín Fierro expresa: los hermanos sean unidos, tengan unión verdadera”, expresó. Luego interpeló “cómo experimentar este llamado junto a este Monumento que recuerda el gesto del general Manuel Belgrano que aquí quiso que fueran enterrados realistas y patriotas, como signo de ni vencedores ni vencidos, hermanos”.
Luego, todos los salteños renovaron el pacto de Fidelidad que juraron a sus santos patronos desde 1692 cuando la ciudad fue salvada de los terremotos por un acto de fe y se realizó la primera procesión del Señor del Milagro, que se repite desde ese año cada 15 de septiembre sin interrupción.
Fuente: El Tribuno
