A pocas semanas de las fiestas, la industria del juguete atraviesa uno de los escenarios más delicados de los últimos años. Con ventas que no logran repuntar y un mercado cada vez más inundado por productos del exterior, referentes del sector advierten que esta Navidad podría ser la más difícil de la última década.
Entre enero y octubre, las importaciones de juguetes totalizaron US$91,3 millones y 17,5 millones de kilos, lo que implica un salto del 59,5% en valor y del 94% en volumen respecto del año pasado. China concentra casi la totalidad del negocio: 85,7% del valor importado y 94,4% del volumen.
“Avalancha importada” y competencia desigual
El número de empresas que importan juguetes se disparó en los últimos doce meses: pasó de 199 a 530, mientras que el volumen importado casi se duplicó en un contexto de consumo en retroceso.
Dirigentes del sector señalan que esta combinación generó una presión inédita sobre fabricantes locales y comerciantes.
A esto se suma la proliferación de artículos ofrecidos en plataformas digitales bajo la modalidad de “compra internacional”, que se promocionan con certificaciones dudosas o directamente sin cumplir normas de seguridad. Estudios regionales detectaron en varios de estos productos trazas de metales pesados y sustancias prohibidas.
Menos niños y más pantallas: otro golpe a la demanda
La industria también enfrenta un cambio estructural en el consumo: desde 2015, la natalidad cayó 42%, lo que reduce el universo de potenciales compradores.
A su vez, el uso creciente de pantallas desplazó el interés por los juguetes tradicionales, creativos y de interacción social. Aunque las ventas online aumentaron, solo representan el 25% del total, sin capacidad de compensar la caída del canal físico.
Comercios cerrados y fábricas con fuerte capacidad ociosa
El impacto de la competencia importada y la baja demanda se traduce en una industria trabajando muy por debajo de su potencial. Muchas fábricas operan a 30% o menos de su capacidad, y a lo largo del año se registraron cierres de jugueterías emblemáticas en diferentes provincias.
Ante este panorama, el sector reclama medidas urgentes: controles más estrictos en frontera, regulaciones claras para las ventas digitales, trazabilidad efectiva en la cadena comercial y políticas que protejan tanto a los fabricantes nacionales como a los importadores que cumplen con las normas vigentes.
La industria del juguete emplea de forma directa a más de 10.000 trabajadores, además de miles de puestos indirectos en comercios de cercanía. Con la temporada navideña ya en marcha, el sector advierte que muchas pymes podrían no llegar a la campaña de Reyes sin medidas inmediatas.
