Los cantineros del ARA General Belgrano – Por Roberto Colimodio

Esta nota quiere rememorar y homenajear a Heriberto y Leopoldo Ávila, hermanos y santiagueños, de Villa Robles. Ambos habían terminado el Servicio Militar Obligatorio y cumplían funciones como civiles en la Cantina del Crucero ARA General Belgrano durante el conflicto bélico.

A principios de los ’80 Heriberto Ávila era conscripto en la Armada, desempeñaba funciones como ayudante del Cabo Principal a cargo de la cantina del “General Belgrano”. Poco tiempo después falleció el Cabo encargado y la cantina dejó de funcionar, así los marinos debían proveerse en tierra de lo que necesitaban.

Meses después incorporó como ayudante a su hermano Leopoldo, que había concluido su servicio a la Patria en el Ejército.

La Cantina volvió a transformarse en un punto de reunión del buque matizado con chacareras.

Producida la recuperación de las Islas Malvinas, y finalizada la puesta a punto del buque en Puerto Belgrano, el comandante Héctor Bonzo les comunicó a los hermanos Ávila que debían abandonar el barco porque se marchaba a la guerra y que por su condición de civiles no estaban obligados a permanecer a bordo. La respuesta fue inmediata:

-“Negativo Señor, nosotros somos parte del Crucero y vamos con la gente del Crucero hasta las últimas consecuencias”.

Ante tan contundente respuesta a Bonzo no le quedó más opción que permitir que continuaran con su servicio.

A las 16:01 del 2 de mayo de 1982 el Crucero ARA General Belgrano recibió dos impactos de torpedo lanzados por el submarino Conqueror mientras navegaba fuera de la zona de exclusión.

Cuando se produjo la primera explosión, que afectó a la parte principal del barco, el fuego se expandió a través de los pasillos y el sector en donde estaba Leopoldo. Al enterarse de lo ocurrido, Heriberto, que había subido a la cubierta principal y estaba próximo a embarcarse en una balsa, se dirigió rápidamente hacia el lugar en donde estaba su hermano con la intención de rescatarlo, sin importarle lo peligroso que significaba bajar dos cubiertas.

Encontró a su hermano en malas condiciones, agonizando; y en momentos en que intentó sacarlo, se produjeron varias explosiones instantáneas en ese sector y a causa de ello se cerraron automáticamente las puertas a los efectos de evitar el avance del agua; quedando ambos atrapados y sin posibilidad de salvarse.

-“Cuando ocurrió el ataque, uno de ellos subió a cubierta, pero no quiso tirarse al bote salvavidas porque el otro no estaba. Como no venía, lo fue a buscar, y ninguno de los dos regresó” – manifestó Bonzo.

Allí, en las profundidades, junto a 321 compañeros, los hermanos Heriberto y Leopoldo Marcelo Ávila, los únicos civiles del Belgrano, aún velan por nuestra soberanía en el Mar Austral.

FUENTES

* Testimonio del Suboficial Miguel Reynoso, publicado en el libro “Santiagueños en Malvinas” de Hugo Aníbal Quiroga.

* Diario LA NACIÓN: “Las últimas horas del Belgrano”. Publicado el 2 de Mayo del 2000.

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