LOS DÍAS QUE ANTICIPARON EL FINAL DEL GOBIERNO DE ISABEL: PEDIDOS DE GOLPE, BORRADOS Y EL “RELOJ” DE VIDELA

El golpe cívico-militar del 24 de marzo de 1976 fue el acontecimiento del que toda la sociedad hablaba y esperaba. Bien o mal todos se preparaban para lo inevitable. Los periodistas parecían conocer mejor lo que se avecinaba, más que muchos personajes centrales de la época. Un ejemplo refleja lo que se sostiene: Enrique José Maceira, el periodista parlamentario de La Prensa, pidió hablar con el presidente provisional del Senado, Ítalo Argentino Lúder, y cuando entro a su despacho le dijo: “Doctor, no busco declaraciones… he venido a despedirme”. Lúder sin entender el introito del “petiso” Maceira le pregunto: “¿A despedirse? ¿Por qué Maceira, abandona el Congreso?”. La respuesta fue corta y contundente: “No doctor, yo no me voy, son ustedes quienes se van […] sé lo que digo…pero, créame, doctor, este gobierno está terminado… las Fuerzas Armadas asumirán el poder… me atrevo a decirle que dentro de un rato… así de simple”.

Algunos se hacían los distraídos pero al final de cuentas todo era conocido. Por ejemplo, el embajador Robert Hill informó a Washington que “funcionarios de la Embajada en Buenos Aires han sido tanteados por líderes sindicales que buscaban saber cuál sería la reacción de USA ante la posibilidad de un golpe militar. El descontento de los sindicalistas con la Presidente está al borde de la ruptura tal vez pronto, a menos que la señora de Perón restablezca su influencia. Mientras que los sindicatos podrían sentirse obligados a montar una “oposición” al golpe, probablemente apoyarían a los militares en defensa del sindicalismo. La respuesta de la embajada a todos los sondeos ha sido que la forma de gobierno de Argentina es un asunto absolutamente interno.” Se hablaba a medias aunque más tarde se sabía que el general Carlos Dalla Tea había firmado con el sindicalismo un acta de “posición” ante el golpe que se aproximaba. Unos días más tarde, el jueves 26 de febrero de 1976, el embajador Hill vuelve a enviar al Departamento de Estado el siguiente informe: “Resumen. Durante una discusión el 26 de febrero, miembros del Comité Ejecutivo de la CGT expresaron a Labatt (agregado laboral de la embajada) su convicción de que el golpe ocurriría, sin lugar a dudas, entre el 3 y el 15 de Marzo. La fuente es una figura importante dentro del grupo de líderes sindicales que ya están planeando una estrategia de supervivencia tras el estallido del golpe”.

Si hubo un medio de circulación reservada que se leía con avidez en esos días, ese medio era el semanario “Última Clave”. En marzo de 1976 estaba en su IX año de circulación y figuraba Juan Martín Torres como director y detrás de Torres se movían varios periodistas—como Roberto Rosiglione, Rodolfo Fernández Pondal y Rubén Aramburu, con aceitados contactos en los comandos militares y excelente información sindical. Editorialmente, se puede afirmar que estaba cerca de la Unión Cívica Radical y, también, que era severamente crítico del gobierno de Isabel Perón. En una de sus ediciones de marzo relató el clima que se vivía, de la siguiente manera: “Nunca ocurrió, en nuestra vida pública, una expectativa más larga, más nerviosa, más destemplada. Extendido a toda la Nación, a todos los estratos de la sociedad y a todos los políticos el convencimiento de la caída inevitable, cada uno de los días del último mes se han convertido en una manifestación de la decepción pública, por no ocurrir lo que repetidamente se ha descontado que sucedería.” En el relato, además, se afirma que hay una excepción: “El ingeniero Álvaro Alsogaray –cuyo antigubernismo está fuera de toda sospecha—ha señalado la inconveniencia de destituir al equipo oficialista, pues, según razona, si se esperase noventa días más los demagogos y sus fórmulas mágicas quedarían al descubierto como culpables del desastre.”

“La Tarde”: El vespertino de la usina de la conspiración contra la señora de Perón, estaba dirigido por Héctor Timerman, años más tarde cónsul en Nueva York y canciller de Cristina Kirchner. El diario nació una semana antes del golpe y terminó cuando falleció cinco meses más tarde David Graiver (administrador de fondos de la organización terrorista “Montoneros” y socio de Jacobo Timerman). Oficiales navales que rodeaban al almirante Emilio Eduardo Massera me relataron que “La Tarde” nació el 16 de marzo de 1976 para crear el clima de lo que sobrevendría una semana más tarde, el golpe militar. “Lo apantalló” fue la respuesta más directa que me dio el almirante Guillermo “Mito”Arguedas.

El mismo martes 16, el gobernador Victorio Calabró dijo que resistiría una intervención del Poder Ejecutivo Nacional a la provincia de Buenos Aires. Sólo se la entregaría a las Fuerzas Armadas. En medio de este clima, el martes 16, Ricardo Balbín enfrento las cámaras de televisión y hablo por cadena nacional: “Desde aquí invoco al conjunto nacional, para que en horas nomás exhibamos a la república un programa, una decisión, para que se deponga la soberbia cuando se trata de estas cosas. Lo digo desde arriba para abajo. No hay que andar con látigos, hay que andar con sentidos morales de la vida […] Algunos suponen que vengo a dar soluciones. No las tengo, pero las hay. Señoras y señores, pido disculpas, vienen de lo hondo de mí pensamiento estas palabras que pueden no tener sentido, pero tienen profundidad y sinceridad. No soy muy amante de los poetas, pero he seguido a un poeta de mí tierra: ‘Todos los incurables tienen cura, cinco minutos antes de la muerte…. desearía que los argentinos no empezáramos a contar ahora los últimos cinco minutos.”

 

 

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