El hecho ocurre en medio del debate por mayores sanciones a quienes extorsionan a automovilistas.
Un comerciante de la capital salteña atravesó una madrugada que difícilmente olvidará. Según relató, un grupo de trapitos forzó el ventanal de ingreso de su local gastronómico, ingresó al establecimiento y desordenó todo a su paso. Los intrusos se llevaron dinero de la caja registradora y varias latas de cerveza antes de retirarse del lugar.
El dueño del negocio descubrió lo sucedido al llegar para abrir el local, cuando se encontró con los vidrios rotos esparcidos sobre la vereda. Tras revisar las cámaras de seguridad, aseguró que quienes habrían cometido el robo serían trapitos que suelen circular por la cuadra y que muchos automovilistas identifican por ofrecer vigilancia informal de vehículos.
El episodio tiene lugar en la misma semana en que el intendente Emiliano Durand solicitó endurecer las sanciones contra quienes intimidan o presionan a conductores y vecinos en la vía pública. Entre las propuestas figura la posibilidad de disponer detenciones de hasta 40 días para quienes incurran en estas prácticas.
