Era reconocido por su compromiso con el medio ambiente y su ejemplo de amor por la ciudad. Cada día subía el cerro con una bolsa y una pinza para recoger la basura que otros dejaban. Su historia inspiró a miles de salteños.
Dolor y conmoción en Salta por la muerte de Jorge Renta, el deportista y contador público que durante años dedicó su tiempo a limpiar el cerro San Bernardo, uno de los espacios naturales más emblemáticos de la ciudad.
Renta se había convertido en una figura querida por todos los que frecuentaban el cerro. Con su pinza y su bolsa en mano, recorría las escalinatas y senderos levantando residuos que encontraba a su paso. Su rutina era constante: subía tres veces por semana y siempre bajaba con bolsas llenas de basura.
No lo hacía por reconocimiento ni por obligación. Lo movía un profundo amor por la naturaleza y el deseo de ver limpio ese pulmón verde que abraza a la ciudad.
“Ahí va el señor que limpia el cerro“, decían quienes lo cruzaban cada mañana. Su gesto inspiró a muchos otros deportistas y vecinos, que empezaron a imitarlo y a mantener el lugar más cuidado.
En 2015, tras conocerse su historia en los medios locales, el Concejo Deliberante de Salta lo distinguió por su compromiso ambiental. Aún así, Jorge siguió con la misma humildad de siempre: agradeció el reconocimiento y volvió al día siguiente a su rutina de limpieza.
Su fallecimiento deja un vacío enorme, pero también un legado imborrable. Jorge Renta demostró que el cambio ambiental comienza con los pequeños actos, y que un solo gesto puede despertar conciencia en toda una comunidad.
“Su huella no quedó en la tierra del cerro, sino en la conciencia de los salteños“, expresó un vecino que solía cruzarlo en sus caminatas.