Aún sin confirmación oficial, el Gobierno desistiría de comprar los derechos por razones económicas. Pero en 2022 las cuentas cerraron sin pérdidas para el Estado.
Los partidos de la Selección Argentina de fútbol en el Mundial 2026 corren serio riesgo de no emitirse por la TV Pública, poniendo fin a una costumbre ininterrumpida desde hace 52 años. Si bien no hay comunicado oficial, la decisión no transmitir por el canal estatal el evento futbolístico más relevante ya estaría tomada, tal cual dejó trascender a periodistas cercanos la Secretaría de Comunicación y Medios, a cargo del también vocero presidencial Manuel Adorni.
La medida anunciada “en pasillos” por el gobierno nacional dejaría sin acceso a los partidos que la vigente selección campeona del mundo dispute en Estados Unidos, México y Canadá a cientos de miles de argentinos, ya que la transmisión en vivo de la Copa quedaría en manos de Telefe para TV abierta (pero cuya señal no “ilumina” todo el territorio nacional, salvo si se abona algún servicio pago), de TyC Sports para la TV paga y del operador satelital DirecTV. Una decisión que forma parte del proceso de vaciamiento y desguace de los medios públicos de parte del gobierno de Javier Milei.
El argumento para dejar a la TV Pública sin la transmisión de los partidos de la selección que capitanea Lionel Messi es “económico”, según aclaran fuentes de la Secretaría, encargada de negociar los derechos de televisación de la Copa del Mundo. “No es una decisión política”, se apuran a subrayar, todo en estricto off the record, porque Adorni no está brindando entrevistas públicas y no ofrece una conferencia de prensa en su rol de vocero desde el 8 de agosto. Por su parte, desde Radio y Televisión Argentina (RTA), organismo del que depende la TV Pública, nada se comunicó y primó el silencio. Hay que recordar que RTA y Contenidos Artísticos e Informativos tiene nuevo interventor desde fines del mes pasado: es Carlos Curci, que hasta hace poco se desempeñó como vocero del titular de la Sociedad Rural Argentina, Nicolás Pino.
La razón económica que esboza el gobierno para desistir de contar con los partidos de la selección argentina es -por lo menos- cuestionable. Primero, porque la transmisión de un hecho deportivo y cultural tan arraigado a los argentinos trasciende la mirada netamente monetaria. ¿Cómo evaluar el rol social que cumplen los medios públicos en los distintos rincones del país y la transmisión en directo de los partidos de la selección nacional? A su vez, hay que recordar que aún esta vigente el artículo 77 de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (26.522), que garantiza el derecho al acceso universal -a través de los servicios de comunicación audiovisual- a los contenidos informativos de interés relevante y de acontecimientos deportivos, de encuentros futbolísticos u otro género o especialidad. Un artículo que el gobierno no cumple porque nunca convocó a las audiencias públicas necesarias para determinar cuáles son esos contenidos relevantes para cada año. Solo la TV Pública cumple con la cobertura gratuita en todo el país, gracias a las 260 repetidoras desplegadas y a la cobertura adicional de la TDA.
Pero aún atendiendo una mirada única y exclusivamente economicista, la invocación al “ahorro” carece de sustento, si se analizan los últimos antecedentes de una Selección que volvió a enamorar a los argentinos con su fútbol y que convoca a las más altas audiencia frente al televisor cada vez que disputa un partido. Sin ir más lejos, el Mundial de Qatar 2022 no representó un “gasto” para la TV Pública, ya que el canal recuperó lo invertido en derechos y producción a través de los ingresos publicitarios. Los datos así lo atestiguan.
La transmisión total del Mundial de Qatar 2022 por la TV Pública tuvo una inversión del Estado de 11 millones de dólares, de los cuales 8 millones correspondieron a la compra de los derechos de televisación de los partidos (a Torneos) y otros 3 millones al costo total de la producción, según pudo saber Página/12. Es decir: el costo absoluto de la transmisión del Mundial que coronó a la Argentina fue de aproximadamente 11 millones de dólares. En total, por la venta de ingresos publicitarios durante el mundial, la TV Pública recaudó casi 11,5 millones de dólares, lo que significó que -dólares más, dólares menos- el canal estatal saliera “hecho” en términos económicos. Una ecuación virtuosa de cómo una transmisión que no resignó calidad ni despliegue puede ser redituable para el Estado. Incluso, las transmisiones de la TV Pública en Qatar tuvieron siempre más audiencia en todos los partidos de la Selección que las que obtuvieron Telefe y TyC Sports, las otras dos pantallas que también emitieron en vivo y en directo los cotejos.
La pregunta, entonces, cae de madura: ¿Cómo puede ser que teniendo la oportunidad de generar ingresos genuinos para el Estado con la transmisión de los partidos de la selección nacional, un contenido altamente demandante por audiencias y anunciantes como lo son los partidos mundialistas de la selección nacional, el gobierno nacional decida desperdiciar esa posibilidad? Se sabe: para este gobierno es más sencillo destruir lo estatal que volver eficiente a las políticas públicas. Tal vez la respuesta, entonces, resida más en comprender que es parte del proceso de vaciamiento que está llevando adelante en los medios públicos, dejando todo a merced del sector privado.
En caso de concretarse la intención del gobierno de no participar de la televisación de la Copa del Mundo 2026, sería la primera vez en más de medio siglo que la TV Pública no transmita los partidos de la selección nacional en un Mundial, una tradición que comenzó en el de Alemania de 1974, con un equipo periodístico que viajó especialmente y en el que se destacaban Oscar Gañete Blasco, Enrique Macaya Márquez, Héctor Drazer, Diego Bonadeo, Mauro Viale y Marcelo Araujo. Ese fue el primer mundial transmitido por el viejo Canal 7, ya que el de México de 1970 -que fue el primero en llegar a país en directo- contó con la pantalla de Canal 13 y con Héctor Drazer y Ricardo Arias como enviados especiales.
Si bien el gobierno tiene aún tempo para cambiar su postura, lo cierto es que la decisión de no transmitir el Mundial se inscribe dentro de la política de quitarle grandes eventos a la pantalla. En efecto, en septiembre pasado el canal estatal no emitió el partido que por las Eliminatorias del Mundial enfrentó a la Selección argentina y a la chilena, por no haber alcanzado un acuerdo con las empresas Torneos SA y Telefé, propietaria y adquirente, respectivamente, de los derechos. Lo llamativo es que en el comunicado que emitió el 5 de septiembre, la misma RTA reconocía que la TV Pública “es la única que llega a todos los hogares en el territorio nacional y nuestra señal puede verse sin necesidad de contar con servicios de TV por cable o satelital”, e incluso señalaba que estaba “arbitrando” los medios necesarios para que los partidos del seleccionado nacional de fútbol “sean declarados de interés relevante” y poder cumplir así con “el artículo 77 de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual Nº26.522”.