Hugo Orlando Gatti, recordado como uno de los arqueros más originales y carismáticos del fútbol argentino, murió este domingo a los 80 años en el hospital Pirovano, donde permanecía internado en terapia intensiva desde hacía más de dos meses. Su estado se complicó tras una fractura de cadera que derivó en una neumonía, insuficiencia cardíaca y renal.
Últimos días y homenaje
Internado en coma farmacológico, Gatti no logró superar las complicaciones de salud; su deceso fue confirmado esta mañana por las autoridades del centro médico. Sus restos serán velados este lunes desde las 10 en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires.
De Carlos Tejedor a la gloria
Nacido el 19 de agosto de 1944 en Carlos Tejedor, Gatti debutó con apenas 17 años en Atlanta, donde ya deslumbraba por su estilo arriesgado y sus salidas fuera del área. Tras pasar por River Plate, encontró su gran lugar en Gimnasia y Esgrima La Plata, club en el que comenzó a forjar la leyenda de su “arquero-artista”.
El pico boquense
En 1976 calzó la vincha y se transformó en ídolo de Boca Juniors: ganó siete títulos (entre ellos Libertadores e Intercontinental) y firmó atajadas inolvidables, como el penal decisivo ante Cruzeiro en 1977. Su vínculo con la hinchada xeneize trascendió lo deportivo: convirtió cada atajada en un espectáculo y encarnó el espíritu libre que acompañó su carrera.
Un legado fuera de la red
Más allá de sus 26 temporadas en Primera, Gatti innovó en la publicidad televisiva, en la manera de entender el puesto de arquero y en la honestidad de sus declaraciones. Su influencia perdura en actores del arco moderno, que deben convivir con el dilema de ser eficientes sin perder la audacia.
Con su partida, el fútbol argentino despide a un “loco” admirado por generar alegría y controversia en igual medida, y por demostrar que, en el área chica, la imaginación también puede ser tan valiosa como el reflejo.
