Hace casi dos meses, un intento de robo en una panificadora dejó a un empleado con una grave lesión en el brazo, producto de un botellazo, mientras defendía su lugar de trabajo. Sin embargo, en lugar de recibir apoyo de su empleador, Fernando, el trabajador, fue despedido y se encontró con la indiferencia del dueño, quien alegó que lo ocurrido no fue un accidente de trabajo.
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“El dueño me dio la espalda y se lava las manos diciendo que no fue accidente de trabajo y que tengo que ver por mis propios medios”, expresó Fernando en una entrevista con un medio local. El empleado añadió que, a pesar de la lesión, continuó trabajando con yeso en el brazo, ya que no recibía pago si no cumplía con sus turnos. “Estaba en atención al cliente y tenía que reponer”, comentó sobre su situación laboral después del accidente.
Fernando también informó que ya ha enviado una carta documento al empleador y se está llevando a cabo una inspección. El dueño tiene 10 días para dar una respuesta. “Tengo que operarme y no me dio respuestas para esto”, concluyó la víctima, quien lucha por obtener una respuesta justa después del incidente.
