PATEÓ PUERTAS EN UN MOTEL HASTA ENCONTRAR A SU NOVIA

Ocurrió en Santiago del Estero. La única denunciante fue la encargada del motel y lo hizo para cobrar los daños.

Un joven de la ciudad de La Banda madrugó y alborotó a una veintena de parejas acurrucadas en un motel de calle Independencia resuelto en liberar a su novia de los brazos de otro hombre.

El escándalo sobrevino antes de las 7 de la mañana. A esa hora, un joven de 21 años trepó una de las tapias e ingresó a las instalaciones. El singular suceso tuvo de epicentro un motel que tiene de “vecinos” dos cementerios privados.

Decidido como él solo, el “polizón” obró cero de sutilezas. A los gritos, exigiendo por su “novia”, habría promovido desórdenes y arrojado al piso artículos del decorado, mientras la encargada procuraba sosegarlo.

Poco y nada pareció importarle al “colado” el discurso pacificador de la encargada, señaló el diario El LIberal. Como no encontró respuestas a su “problema”, comenzó a golpear todas las puertas de las habitaciones, provocando perplejidad del otro lado, con mortales ávidos de reserva absoluta.

Así, cinco minutos después, el bandeño habría dado con la habitación correcta, en cuyo interior se encontraba su “novia”, de 21 años.

Los testigos subrayaron que sobrevino una situación tensa, con gritos, cuestionamientos, preguntas y respuestas. Mientras tanto, por protocolo, la empleada alertó a la policía y a los pocos minutos un par de policías “motoqueros” se unieron al incidente, mientras los terceros literalmente se atrincheraban en sus habitaciones, ignorantes del porqué de tanto “barullo”.

Para entonces, el visitante había visto y escuchado suficiente de su novia. Antes de despedirse, la habría amenazado. Después, trepó otra vez una tapia e intentó perderse en el cementerio.

Detrás le cayeron los policías, inmovilizaron, esposaron y trasladaron hacia la Subcomisaría de la Costa.

El joven fue liberado, ya que nadie se atreverió a presentar denuncias en contra suya, según deslizaron los voceros policiales.

Las fuentes deslizaron que quien sí formalizaría una denuncia policial sería la encargada del motel, ya que lo prevén sus obligaciones laborales, en virtud de que el lugar está lleno de cámaras que habrían filmado el paso del bandeño, desde su presentación, poco “ortodoxa” inspección de cada habitación, hasta su repentina despedida.

Las demás parejas debieron esperar hasta las 8 de la mañana para partir.

Silencio en el cementerio

El joven ingresó al motel saltando una tapia desde el interior de un cementerio privado colindante con el alojamiento.

Por ese mismo camino intentó evadir a la policía pero no pudo hacerlo. Fuentes dijeron que en la comisaría se calmó al enterarse que su novia y su amante no lo iban a denunciar por las amenazas proferidas. Algo es algo.

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