Por: Ernesto Bisceglia
En la jornada pasada, el senador nacional y presidente de la Unión Cívica Radical, Martín Lousteau, visitó Salta con la intención de asistir al acto de asunción de las nuevas autoridades -surgidas del fraude electoral, según las denuncias-, en el Comité Central.
En circunstancias en que Lousteau ingresaba al local partidario, un militante de Cafayate, Silvio Aguirre Retamozo, le vació un recipiente de pintura roja en la cara al supuesto presidente del radicalismo nacional tras lo cual se desató un escándalo que habría terminado con un miembro de la seguridad del visitante noqueado en el piso.
Restos de la pintura vertida sobre la persona de Martin Lousteau
Acto seguido, y embadurnados los rulos de Lousteau con los colores del radicalismo, se retiró vociferando su bronca contra Miguel Nanni y “sus fraudulentos acompañantes” (sic), señaló una crónica de los hechos. Obviamente, no habló en el acto ni hubo reunión alguna.
Con los ánimos exaltados, al momento de asumir “la conducción” de la UCR local, Soledad Farfán, fue abucheada mientras se coreaba “Daño, daño, daño, con esta (Farfán) y Bavio, nos vamos a los caños”. Otros le gritaban a la recién asumida que el verdadero presidente de la UCR de Salta es el juez federal, Julio Leonardo Bavio, acusándolo de haber avalado el supuesto fraude que habría organizado Miguel Nanni.
Nunca la violencia será la actitud más prometedora para corregir el rumbo en la democracia. Pero ocurre que ante la persistencia en mantener un sistema fraudulento como el inaugurado por Miguel Nanni, que habría actuado siempre en connivencia con la junta electoral partidaria y las autoridades nacionales del partido como Gerardo Morales en su momento, y ahora, donde hasta existen presentaciones en la Justicia reclamando el aval dado por el Juez Federal a unas elecciones amañadas de las cuales surgió la figura de una mujer que sería nada más que un títere de Nanni, los ánimos se han desbordado y la violencia se hace presente como emergente de la impotencia de los afiliados.
Desde que Miguel Nanni llegó a la presidencia de la UCR de Salta, el radicalismo fue destrozado literalmente por este individuo que no trepidó en utilizar ninguna artimaña para apropiarse de la “Lista 3”. Nanni, es el autor de la desaparición del radicalismo en Salta y ahora con esta presidente -Farfán- pretende continuar manejando los restos del partido en su propio beneficio. Hay millones de pesos que todavía aguardan la rendición correspondiente, por ejemplo, al margen de haber hecho quedar a Salta en la vergüenza cuando demostró al país que los salteños tienen un diputado nacional iletrado, con dificultades para leer y defectos de comprensión de texto.
“¡Cuidado, pues…!”
Con esa frase, Sarmiento en “Facundo”, advierte sobre lo que podría venir sobre el país. Vale al caso de los radicales que cansados de ver tanto manejo y oprobio para mantenerse siempre los mismos en los lugares; cansados de tanto acudir a la justicia electoral sin resultados, terminan encaminando su bronca y decepción por estos caminos violentos.
Lo ocurrido ayer en el Comité radical salteño, es una advertencia para todos los partidos. Es la primera muestra patente del descontento de las bases. Es una llamada de atención para que la conducción de los demás partidos afloje la tensión y abran la puerta a la participación.
Como dice el viejo dicho: “Cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas en remojo”.-
